Recuerdos de la Alhambra, de F. Tárrega Mediodía de diciembre y vengo a rencontrarme con este paisaje de la infancia cerca de los palacios de la Alhambra, con la consiguiente fotografía de postal que contiene la arquitectura irregular de las casas del Albayzin, la muralla escalonada, unas cuantas iglesias, una ermita en la parte alta, la atmósfera de uralita y chumberas del sacromonte, la luz diáfana del sol que deja ver los montes más allá de las afueras, la lógica del darro y de su valle. En el interior, revisito el patio de Lindaraja y escucho el monólogo del agua en las fuentes, la soledad del arrayán, el partal con su palmera, la torre de la cautiva, la rosa, la malva, el tilo, el naranjo repleto de naranjas amargas, la flor de azahar postrera que la primavera traerá en un vagón como pasajera, las enredaderas... También la hiedra. Generalife, mágico guardián entre los bosques y los estanques, descanso de estío, rode