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Mostrando entradas de septiembre, 2016

Querida ausente (xxxix)

Querida ausente : Las palabras se las lleva el viento, pero cuando se trata de tí se agolpan una tras otra como si se trataran de un ejército impaciente que quisiera entrar en una ciudad de murallas y certezas, en cuyo interior se vislumbra el palacio de la razón. Entonces en ese impulso consciente e inconsciente, me dejo llevar por lo irracional, porque el amor no se puede entender como un sistema mecánico de engranajes, utensilios y aparatos. Nada funciona de manera exacta, cuando se trata de amar, y las palabras se agolpan, unas tras otra sin descansar. Por eso, ¿para qué correr? Mejor ser como el río que habla con palabras que fluyen lentamente y, en cuyo curso, llegan hasta el mar para fundir sus significados dulces con los salados en el delta para acabar.

Querida ausente (xxxviii)

Querida ausente: La realidad cumple su papel de maestra y nosotros, como alumnos aplicados, tomamos notas. De la amalgama de imágenes de la que nos abastece, hay una enseñanza, una puerta que se abre a una idea nueva, un presente que se independiza de un pasado que cohibe. Atrás quedaron los jardines enrejados, la soledad del sauce bajo un cielo con sospechas. La vida con su vector de futuro nos cuenta que es más amplia de lo que parece, y tú y yo podemos existir como idea, como acto, sin cadenas sabiéndonos, interpretándonos.

Querida ausente (xxxvii)

Mientras dura la mala racha, Eduardo Galeano Querida ausente:  Hay épocas difíciles  pero, sin encontrar muchas  explicaciones, nos dan la oportunidad  de superarnos y resacirnos de los  sinsabores del pasado,  aprendiéndonos.   Mientras dura la mala racha,  como escribiría Galeano, me echan de los bares  en los que hay grupos de idiomas, con el subterfugio de que llevo una botella de agua  comprada en el exterior y no pienso tomarme una cerveza  convirtiéndome,  con respecto a este lugar, en consumidor.  Pero esta anécdota es graciosa  porque nunca me echaron  de un lugar similar   por estar lo bastante bebido.  Paseo por calles oscuras y poco iluminadas,  reviso la mirada  del que viene tras la siguiente  farola, escribo versos nocturnos en rincones insospechados, le hago glosas a la noche,  estrofas a tu ausencia, a los hombres anuncio que ofrecen  entradas a los bares de copas  con señoritas pero

querida ausente (xxxvi)

Querida ausente: Esta noche salí a las calles del centro porque batirme en retirada, después de ver a los chicos en la tarde, hacia mi cuartel, era hasta cierto punto deshonroso. Pero una vez cerca del kilómetro cero, me refugié en un pequeño locutorio, desde el que juntar unos cuantos versos, y hacer de la memoria un monumento cotidiano. Te puedo imaginar con tu vida, con tus quehaceres, regando la flor de tu jardín para que crezca sana, fuerte y radiante. Lo celebro. En este sube y baja diario, alguna vez me pregunté para qué y por qué ando. Las respuestas que encontré, las que encuentro, son sencillas y claras. Ando por los niños, por su presente, por su futuro, por su salud, por su alegría. Ando por todas las compañeras que eligieron la soledad como mecanismo contra el abuso de una relación estropeada. Ando por la justicia en el mundo, porque no haya un hermano o una hermana sin sustento aunque mi capacidad de maniobra esté tan limitada

Querida ausente (xxxv)

Querida ausente: Vamos dejando atrás los sinsabores de un tiempo aciago. La ciudad nos espera.

Es war lustig, meine Liebe, oder?

Es war lustig, meine Liebe, oder? Heute wachte ich mit offenen Hoffnung. Der Schnee über dem Boden bedeutet nichts. Vergagene Scherze sind nicht wichtig nun und wir lachen ohne Angst. Wirst du Morgen kommen wann die Erde hat die Farben von dem Herbstanfang? Wirst du in diesem Garten mit mir bleiben wann die Nacht wird dunkle und die Bäume werden einsam? Das Stadt ist voll mit Leute, Autos und Gebäude. Mein Herz, aus Metall gemacht, kann dir lieben ein bisschen mehr trotz dem Regen oder die vergangene Scherze oder die Idioten , die leben in die Welt oder die Hunde, die bellen weil sie froh uns sehen.

Querida ausente (xxxiv) : En la noche de San Miguel

En la noche de San Miguel, de hace ya más de unos años no sé muy bien lo que intentaste pero algo me confundió. Entonces pasé la noche en un coche, previa conversación con alguien al que conocí y que me inspiraba poca confianza por su manera de venir. Tampoco yo le concedía esa seguridad que él necesitaba pues el hombre que era tímido, apenas agua me daba, y es que yo te esperaba a ti, querida ausente, y aquella entrevista fue mi primera decepción contigo. Más tarde, meses de intentos y de señales confusas, de conversaciones agrias, de ejércitos dispuestos sobre el tablero, Liebe, no dabas espacio, y yo moría por ti, silenciosamente, sin apenas ruído. Pero eso nada importaba, y mi amor crecía, cada vez más grande, te buscaba entre coches, calles, padres del colegio que hacían de guardaespaldas del señor de la guerra. Nadie comprendía, que mi objetivo no era pelear con él, sino hablarte, y decirte que eras flor de septiembre, que para ti

Querida ausente (xxxiii)

Querida ausente: Aunque hace frío más allá de los muros protectores, se vive, a pesar de todo. Aunque la tristeza se agolpe a las puertas de una casa, se vive, a pesar de todo. Aunque nostalgiemos a los que amamos, y el corazón se nos haga un puño cada vez que los recordamos, se vive, a pesar de todo. Aunque no te pueda ver esta tarde, cuesta pero se vive, a pesar de todo.

querida ausente (xxxii)

Querida ausente: Hemos asaltado los muros del palacio de la tarde, y hemos entrado gozosos en el liberador presente tras la glorieta del jardín donde la rosa cultiva sus espinas, y bebemos del vino destilado por la vid. Ya satisfechos y entregados, hemos recorrido el camino de vuelta hacia las estancias y una brisa acariciadora del otoño nos reserva la mejor de sus coartadas. ¿Iremos esta noche al bosque de asfalto a perdernos entre sus calles misteriosas, a visitar los cafés donde los charlatanes vociferan el discurso de la desidia, y del tedio de las horas? O... ¿Buscaremos un lugar alejado del ruído, donde poder mirarnos de frente y sin ambages y que en el corazón sólo quede una espina que tu dulce mano arranque con su terciopelo suave?

Querida ausente (xxxi)

Querida ausente: Cuando era niño solía beber de las fuentes en los jardines del centro, dar vueltas con la bicicleta a la misma estatua de la libertad incompleta, revisar con asombro el nombre de las calles y de las plazas, quedarme fijando en los números de los autobuses, y absorto ante el paisaje urbano. También solía mirar los mapas en los atlas, las banderas de los países en las enciclopedias y respondía a preguntas sobre el color de tal o cual bandera. Caminaba, como cualquier niño, junto a mi madre por las calles llenas de gente que olían a castañas y a patatas asadas, a lluvia y a tierra mojada, y la tarde era simple como el cielo que se conmovía al ponerse rojo en la llegada del otoño. Entonces entrábamos en una librería que tenía nombre de río antíguo, dauro. Allí pasaba las horas mirando este libro o aquel otro, mirando este cuento, este comic, y el mundo era más humano, más bondadoso. Es por qué amo tanto leer y por qué me

Querida ausente (treinta)

Querida ausente: Cuando camino hacia tí, consciente, inconscientemente, hay una moderada alegría. Verás, que yo nunca quise fracturar la esperanza de un hombre y conducirlo a la tristeza, ni convertir una casa en un asilo de refugiados pero supongo que cuando el amor llama a la puerta hay que dejarlo entrar sin preguntas, hay que recibirlo, sin respuestas. Pero entonces cuando requetepensé, era demasiado tarde. Este sendero que comencé hace años creo que me acompañará toda una vida. No se deja de querer de la noche a la mañana. Ni siquiera las mayores afrentas nos echan atrás. Este "juego" es cosa seria, y no un pasatiempo. Los placeres pasajeros pueden esperar. Las calles huelen a otoño. Y yo quisiera hacer un fuego contigo. Sentarme junto a la lumbre y extender las manos. Abrazarte por el hombro y sentarme a tu lado. Y no es impaciencia, ni prisa, ni premura, será que este amor me lo llevo hasta la noche de los tiempos.

Querida ausente (xxix)

Querida ausente: El paraíso inventado, está lejos pero hay uno que vive en el corazón y que se renueva a diario, fulgiendo como llama incipiente, como la luz de una lámpara incandescente. Hay veces en las que el ruído no nos deja oir bien lo que nos sucede. Entonces nos apartamos del mundo, y, distantes de la ciudad y sus pormenores, nos reconciliamos con nosotros mismos. El universo que surge, es consecuente. Destello, rúbrica, desierto, y río silente. Recuperados, nos miramos en el momento en el que nos encontramos, por casualidad y de repente.

Querida ausente (xxviii)

Así es mi vida, piedra, como tú. Como tú, piedra pequeña; como tú, piedra ligera; como tú, canto que ruedas por las calzadas y por las veredas; como tú, guijarro humilde de las carreteras; como tú, que en días de tormenta te hundes en el cieno de la tierra y luego centelleas  bajo los cascos y bajo las ruedas; como tú, que no has servido para ser ni piedra de una lonja, ni piedra de una audiencia, ni piedra de un palacio, ni piedra de una iglesia; como tú, piedra aventurera; como tú, que tal vez estás hecha sólo para una honda, piedra pequeña y ligera... Como tú, León Felipe  Querida ausente:  Hemos aceptado el regalo envuelto en hiedra  de la roca pura y desdeñosa, que tiene una arista bondadosa, y en este amanecer de piedra,  un perdón  envuelto en terciopelo y franela de color rosa, vendido por retales con descuento y en grandes cantidades, nos libera del dolor.  Contra lo áspero, lo escaso y lo parco, cabe la resistencia, y la confianza  en un presente inmed

Querida ausente (xxvii)

Querida ausente: Sabes que te admiro por tu inteligencia y por todo lo que tu luz hace que brilles en el mundo. Me sorprende como sin decir nada eres capaz de significar tanto y, en ese sube y baja cotidiano que la vida propone, siempre llegas alto. La tarde es más hermosa si tú le sonríes, el mundo es más certero porque tú existes. Muchos confundirán lo que eres pero porque no conocen de tu inmensidad y de tu grandeza.

Querida ausente (xxvi)

Querida ausente: Si alguna vez, me ves huraño y de mal genio, verás que no es por tí. Pues con solo verte, cambia el color de la jornada. Si alguna vez ves que mis ojos se impacientan, que buscan los tuyos, verás que es por tí, pero entonces será mejor quedarme a un lado observándote bella, distante y esquiva. dejando enfriar el fuego que surge de un volcán insatisfecho. Pero si, un día, nuestras almas y nuestros cuerpos se acercan en apacible armonía, no pulsemos el freno del tiempo venidero y convoquemos a la alegría, a las danzas de la primavera, que permanecen ajenas a la estación del año.

querida ausente (xxv)

querida ausente: ya te fuí detrás demasiado tiempo aunque yo no tengo esa conciencia simplemente escribía versos recordando tu presencia pero si de veras se confirma la hipótesis primera será hora de abrir otro camino e irte delante a ver si tú me siguieras pero no por un instinto de vendetta, ni de revancha postrera, sino para que me valores más de lo que lo hiciste hasta la fecha y si ese plan no alcanzara el objetivo esperado de sentarme junto a tí, de estar a tu lado, compondría estrofas bajo la luna que sonríe y que se esconde tras el manto de una nube vivimos en una época de sentimientos congelados, una estufa en el reloj, y mirar para otro lado pero sabes como yo que por más que recicles nos vendrá la primera verdad a estropear el chiste que no hace a nadie reir y que tiene consecuencias nefastas (según para quien) el amor nada tiene que ver con una cortadora de césped

Querida ausente (xxiv)

Querida ausente: He caminado por las calles del viejo barrio donde vivía. He vuelto a ver a la gente en los parques, a los jugadores amateur en las canchas, la perspectiva de los edificios que se abren, el paseo de los abuelos con sus nietos en domingo, las niñas vestidas a la moda de otra época, el tiempo que se niega a avanzar pero avanza. Te he imaginado tras el siguiente portal y en el reencuentro inesperado tu rostro mostraría sorpresa, y unas ganas de huir aunque para qué hacerlo, si podemos hablar tranquilamente, si hace mucho que no te veo. Querida ausente, no estás ausente, porque en este periodo de ausencias, sigues vigente. Déjame que te cuente lo mucho que te extraño.

Querida ausente (xxiii)

Querida ausente: Los placeres inmediatos se olvidan pronto. Sin embargo, el dolor tardío no remite. Saldremos del agujero, lleno de ortigas y zarzas, a la luz de la tarde y nada ni nadie nos detendrá, ni siquiera el viento del primer otoño. La expectativa entonces no será muy alta, y bastará con componer dulces versos sobre la cruda realidad con aderezos de pura ficción. Tal vez vengas cuando la película se acabe y los títulos de crédito salgan en la pantalla, momento en que la gente agarra sus abrigos y salen a la calle a perderse como sonámbulos en la oscuridad. Tal vez vengas y entonces permanecerán vigentes todos los poemas de amor y serán tuyas todas estas palabras.

Querida ausente (xxii)

Querida ausente: Intentaron invadir el metafórico Leningrado pero apenas nada consiguieron, y a pesar de que dictaron el estado de sitio, nuestra ciudad resistió. Tras la ventana se ve la tarde cálida y salgo a la calle recorriendo las aceras escuchando la melodía de una música melancólica y resplandeciente. ¡Cómo desearía que me acompañaras por las calles de esta Venecia del Norte! Pasearemos junto al río Neva, por la avenida Nevski de la que escribió Gogol, visitaremos la fortaleza de san pedro y san pablo, y el museo Ruso. También los antiguos palacios olvidados de príncipes y princesas de novela de Tolstoi, de cuento recogido por Afanasiev, donde el zar, la zarina, el zarévich, la zarevna vivían en su mundo de esplendor, como si fuera una casa de juguete, de un mercadillo en invierno. Dorogaia, ya salgo para Moscú. El otoño es frío aquí pero el té calienta el alma. Do svidanya, Lyubova

Querida ausente (xxi)

Querida ausente: En la oficina se hace de noche y tras los cristales la luz naranja de las farolas me recuerda a los caramelos que comía de niño. En esta soledad acostumbrada que no hiere, reina la paz y camina despacio alguna nostalgia, algún alejamiento. Me vienen preguntas como si sabré de tí algún día, de qué humor estarás, o qué forma tendrán las nubes mañana. Mientras tanto, sigo mi camino y me alejo del überdenken pues ahora no se puede hacer nada sobre los asuntos que tratamos. Llegaré a casa. Terminará el día y descansaré hasta el alba donde me encontraré con mi presencia, mi querida presencia acostumbrada.

Querida ausente (y veinte)

Querida ausente: Le hemos entregado a la tarde todo nuestro modesto esplendor, la suma de colores que hace que la rosa de septiembre parezca nívea, blanquecina. Cuando el ciprés se yergue en lo alto, y la palmera se vuelve ajena al jardín urbano, la soledad de las avenidas recuerda el ritmo de una tarde que fenece tras el lápiz de las horas. Entonces te dibujaré con palabras sentado en un banco, bajo la luz tornasolada del atardecer y no sé si el resultado final de mi pequeña obra gustará a propios y extraños. Lo que sé y lo que no sé, se juntan para alabarte, en secreta armonía y vocación manifiesta.

La abogada López

La abogada López, hermana del abogado López, y a su vez de los pasteleros López tenía un problema y tenía que ver con un incidente que había tenido su padre en el parque con un joven de actitud reprochable. Al parecer, según cuentan los cronistas, aquel joven había gritado a su padre porque él le había reprendido por la dureza con la que jugaba con los niños. Y es cierto, el joven jugaba con velocidad y su pierna chocó contra la del niño. ¿Intencionadamente? En la historia de los afectos, el joven retrocedió años y años recordando los patadones que le propinaban sus primos mayores en los partidos de domingo en el campo, la escasez de afectos de los recreos de su colegio, y el abuso de algún mayor y comprendió que aquel policía retirado tenía razón y él simplemente gritaba porque no había aceptado su error ni su pasado. Le cobraron la factura al joven, le intentaron etiquetar aunque él se etiquetaba solo pero la pinza como jugada de maestra de con

Ahmed, Mohammed e Ibrahim

Todos confunden la letra la canción y creen saber del lenguaje de la música. Ahmed, Mohammed e Ibrahim son tres muchachos y cuando la gente los mira sienten el miedo de lo desconocido. En su país tenían frío, y decidieron retarle al mar, montarse en un barco sin pagar billete, sin entrar en el pago de los prestamistas,  sin ser vistos, burlar a la guardia civil y correr hasta Motril donde la vida era dura pero había costa, había monte donde guarecerse. Tiempo después, invocando a la lógica del tahúr precoz, pudieron sobrevivir en los invernaderos, haciendo de ayudantes en los restaurantes, descargando camiones hasta que el gobierno andaluz los llevó a un hogar-internado. Pero la gente los mira con recelo. Porque no nacieron en el sur de Europa porque no pertenecen a esta tierra que ya tiene bastantes desposeídos. No son delincuentes, son los hijos del frío y cuando lleguen los 18 años saldrán por la puerta del internado rumbo a una sociedad q

Querida ausente (xix): Si un día el silencio...

DISTANCIA JUSTA En el amor, y en el boxeo, todo es cuestión de distancia. Si te acercas demasiado me excito me asusto me obnubilo digo tonterías me echo a temblar. Pero si estás lejos sufro entristezco me desvelo y escribo poemas. Otra vez Eros , 1994. Si un día el silencio se nos vuelve una ofensa, será porque no valoramos  lo bastante  esa dicha de sabernos  juntos y distantes  al mismo tiempo.  Veo la luz que entra por el ventanal e ilumina tu rostro y  acaricia tu pelo  y tu esbelto cuello.  Tienes una mirada triste y melancólica y la lanzas  hacia el horizonte  como si este balcón tuviera vistas al mar, como si este barrio  formara parte de un puerto.  Te observo  y mis ojos afrontan los tuyos con una palabra de paz, con un discurso de años  y de largos inviernos.  Entonces soy yo  el que derrama una lágrima, porque esta alegría  es inmensa,  porque no me adelanté  al acontecimiento, porque esta distancia  justa  desembocó  en la construcc

Querida ausente (xviii)

Querida ausente: Terminó la jornada. La ciudad me espera y te recuerdo con fuerza en la noche que empieza. ¡Qué hermoso sería verte llegar entre la gente y recibirte con la sonrisa que surge! Pero ahora tampoco será ese momento que anhelo. Ahora se ha de vestir el traje del presente con todo lo que implica y con el verso que se construye con amor combatiente.

Fratelli

Si nuestro querido hermano protesta es porque quizás tenga hambre, tenga frío, tenga ganas de llorar y su llanto esté inconcluso. Entonces nos abonaremos a la actitud comprensiva pero si persiste su manipulación, correremos ese tupido velo que nos permita la subsistencia afectiva, en la trinchera cotidiana. Perché non siamo tutti fratelli?

Hermanos López pasteleros

Los hermanos del abogado López eran pasteleros. Expertos en todo tipo de repostería: tartas, bizcochos, pasteles rellenos, croissants y medias noches, hojaldres, y también hacían panes de todas las clases. Su obrador era famoso en el barrio de la Guindalera. Las gentes acudían de los más recónditos lugares del centro madrileño, a comprar. Incluso si se mudaban de barrio, acudían con sus coches a llenar la despensa con sus cotidianos manjares. La alegría vale tan poco como el agua, la harina, los huevos, la levadura y la mantequilla fundida. Colaboraban con el catering David, la cadena vait y con la pastelería Mallorca en elaborar aperitivos, piscolabis, alimentos frugales y no tanto.

pregherò

pregherò, Celentano hoy te invito a compartir la paz que habita en mi corazón corolario de tantos meses donde hubo tormenta consecuencia que no daña ni hiere ni falsifica ni miente no duda ni protesta ojalá fuera tan sencillo cuando te digo adiós aunque me sé la música me cuesta aprenderme la letra de esa canción pero supongo que he de dejarte marchar ya que este camino no lleva a ninguna parte verás he intentado todo lo que está a mi alcance y lo seguiré intentando nada es en balde cuando se trata de amar aunque pronuncie la palabra mi amor seguirá te rezaré con oraciones inventadas pregherò

Querida ausente (xvii)

Querida ausente: Aunque las palabras se agoten, o la luz se apague en el atardecer, hay un brillo que camina sigiloso en la oscuridad, y que se hace resistente. Puede que ser que el discurso de siempre llegue a cansarnos con su retórica gastada, pero la palabra se renueva y renace, tras el umbral del presente. No está todo dicho porque si lo estuviera, de poco o nada nos valdría este poema. La ciudad es un conjunto de avenidas y calles iluminadas y tú no estás. Por eso, te escribo al final de la jornada como una costumbre que se viste de sorpresa, para contarte todo lo que eres para mí.

Compañera

Compañera usted sabe que puede contar conmigo no hasta dos o hasta diez sino contar conmigo (...) Hagamos un trato, M. Benedetti Compañera: No vine a hacer promesas, ni a decir sólo palabras que sonaran bien. Vengo a decirle que puede contar conmigo. Cuando la tarde se oscurezca y la noche del tiempo nos vuelva la espalda, usted sabrá que tiene mi mano para afrontar juntos lo inesperado. Aún en los días grises, de luz aciaga, enredadera en el jardín, tela de araña en el asfalto, marejada en las calles, olas en el estanque, remolinos en los charcos, hojas que como barcas caen por los canalillos y las bocas de pez desde el tejado donde los árboles depositan sus naturalezas muertas, estaré a su lado. Por supuesto. No faltará el ánimo y en la soledad triunfante de los vagones lentos de un tranvía, susurraré su nombre y será poesía.

La paz de las tribus

Después de años de agitación y escaso éxito en la concienciación social, la paz de las tribus está a salvo, gracias al consenso construido, a las directrices de los responsables y al comunicado del portavoz elegido. El abogado López leyó la carta de los vecinos indignados ante tamaña afrenta pseudocultural. Empezó con un carraspeo muy castizo: "Ejem, ejem... Osease... ¿Quién era el osado, que convocaba a todos los efectos secundarios de la propaganda digital? Pues ante todo estaba la libertad de conciencia, el librepensamiento, el contrapunto de Salieri, y no la cultura enlatada de una especie de sucursal. ¡Oh Dios mío! ¿Qué están haciendo con la cosa comunal? ¿Permitiremos, los dignos, que se nos achante, y se nos incordie, que se nos obligue y dictamine, que se nos lea, que se nos versifique, que se nos calcule, que se nos resuma y fotografíe?" "¡Noooo!", vociferaban los vecinos calumniados, ultrajados y ofendidos. "Pues

La poda necesaria

En el parque hay un árbol y al árbol lo han podado. Los niños dicen que cuando se poda a un árbol se le hiere y yo les creo, porque, a pesar del argumento científico que sostiene que brotarán mejor sus ramas, y que su crecimiento será más correcto, no puedo comprender qué extraña ambición persiguen los eficaces jardineros para amputarlo, no puedo disentir más en esta ocasión del significado del adjetivo correcto. Es la poda necesaria. El hombre le pone límites a la naturaleza, y esos límites vienen dados por la experiencia científica, por los estudios previos. Pero ... ¿No hace lo mismo el sistema que nos educa y nos instruye con nuestras ansias de libertad? ¿No es la poda una metáfora de la tijera que nos corta las alas desde que somos pequeños y nos quita las ganas de intentar volar? Conocí a muchos libertarios que tenían miedo a volar. Y los límites que son necesarios la naturaleza se encarga de mostrárnoslos, nuestros padres y madres de regu

Querida ausente (xvi)

Querida ausente: Te escribo desde el exilio forzoso al que invoca la luz, antes del alba. Por calles estrechas, en las que se percibe el asfalto en toda su dimensión, he subido la escalera que antecede al comienzo del nuevo día. En este lugar, me faltas tú. No desaparezcas allá lejos, por favor. No te borres allá lejos, por favor. Porque aunque desaparezcas, aunque te borres, estás presente en mí, como idea, como acto, que no perece. Aguantaré el embite del tiempo. Aguantaremos aunque desde las torres que custodian la ciudad donde habitas, el centinela vocee palabras de alarma. Seremos pero, mientras tanto, seamos esperanza que se renueva a cada instante, viento alegre que no se extingue, tierra sobre la que se asienta el robusto árbol de la vida compartida.

Querida ausente (xv)

Querida ausente: Hemos abrazado la bandera de la libertad y casi descifrado el código oculto del tiempo venidero. Hemos caminado cantando dulces y bellas consignas. Hemos respondido cortés y no cortesmente a complicadas preguntas. Hemos tenido tiernos presagios. Hemos mirado la vida con ojos amables. Hemos enfrentado trágicos lances. Hemos dicho adiós en multitud de ocasiones. Hemos añorado, hemos olvidado, hemos herido, hemos amado. Hemos divisado paisajes distantes, intuído resultados contra todo pronóstico. Por todo ésto y mucho más, yo prosigo escribiendo el verso siguiente, convocando la mejor de las razones y el más ferviente de los motivos.

Hay asuntos que atender

El tiempo que nos envuelve es mejor si lo abrigamos con afecto y ternura.  Hay asuntos que atender a diario, pero en lo que respecta  a la esfera personal, el amor no debe ser un  incómodo invitado.  Hay un buenos días que le reservamos  a alguien querido,  como a un hijo que se acaba  de despertar,  o como a la mujer o al hombre que comparte nuestra vida, de una forma más cierta  o una más imprecisa.  Cuando salimos por la cancela  de nuestro pequeño paraíso y afrontamos el mundo con un gesto sereno, decimos buenos días  pero este saludo oficial no tiene la misma carga de afecto y ternura, y por tanto es sólo un comunicado  al mundo que nos rodea.  Aprendemos de lo privado y de lo público, y dejamos a un lado la confusión de otros tiempos, donde el alma se alteraba, se desordenaba, porque de alguna forma buscaba la consecución de los placeres lisonjeros, (¿quién iba a decir que de la simple atracción vendría el amor y tras el

Elf Jahren in Madrid

Elf Jahren in Madrid. Es war nicht einfach aber bin ich nicht ein Opfer. Es scheint wie gestern wann kam ich nach dieser Stadt an. Ich gehöre zu den Straßen, Plätze. Ich gehöre zu diesem Himmel, diese Gärten hinter den Gebäuden. Ich gehöre zu dieser Melancholie, aus Metall gemacht, ich gehöre zu dieser Freude der vergessenen Boulevards. Das Leben weitergeht und wir wandern. Ich bleibe in deinem letzten Wort aber muss ich bis bald sagen.

Alles ist klar

Er hat die Tür geschlossen. Sie hat die Tür geschlossen. Ich habe nicht die Tür geschlossen. Das ist ein Problem. Man kann die Mauern lieben aber es ist nicht gesund, es ist nicht lustig. Das Leben wirst uns sagen wenn unsere Wege sich kreuzen. Ich werde dir immer erinnern mit deinem Lächeln und deinem Schönheit, inner und aussen von deiner Seele. Die Realität wirst mir sagen dass du warst ein gut Traum mit hässlichen Konsequenzen. Ich habe gelernt and das ist gut. Die Geschichte endet nicht nun.

cuando toquen las campanas

cuando toquen las campanas de la iglesia como en el cuento serbio de Pimientita o cuando me llames, acudiré a tí con una sonrisa y entonces nadie más que tú ocupará ese lugar pero hasta entonces supongo que habrá un paréntesis invertido que como una puerta se cierra para más tarde abrirse aunque no debemos dar demasiadas cosas por sentadas dejemos que la vida nos sorprenda y hagamos de cada instante algo bello, una pequeña pieza de artesanía del tiempo

Paco era un oficinista aplicado

Les chants des sirènes ne sont pas entendues. Paco era un oficinista aplicado, hombre de costumbres, practicante de la religión apostólica romana, eterno estudiante de psicología por la universidad a distancia, rigor y trato adecuados, rondaba la cincuentena. Cada mañana venía con su rostro gris, con su paraguas oscuro, su manojo de dudas, de verdades irresueltas, dejaba su abrigo en el perchero, estiraba los brazos y se sentaba a ver pasar las horas tras su máquina de escribir junto a la ventana que ofrecía la imagen de una ciudad desvencijada, y de un pequeño parque en el interior de un edificio. Paco escuchaba los cantos de las sirenas, porque no podía evitar su dulce voz, y se quedaba extasiado y absorto ante el paso de un aeroplano, o la negritud de una nube, que le hacían tener tristes presagios. Sacado de un fotograma de una película de Visconti, hacía su contribución a la causa fílmica con su rostro perturbado frente a la simple inquietud, o

Querida ausente (xiv)

Querida ausente: Hoy me levanté con energía y quise rendirte cotidiano tributo invocando a la desobediente poesía. En mis refugios de invierno, no se agota el verso que afronta este tiempo de contradicciones, de puro cambio. No faltan: el verso que contesta, el que conociendo a la tristeza, la acalla y el que bailando con la melancolía, le susurra que nada es eterno, pues nada está inmóvil, todo escapa, y se necesita aprender a vivir lentamente. ¿Cómo decirte lo mucho que me hace falta tu mirada, tus ojos contra los míos en silenciosa sintonía? ¿Cómo hacerte saber que contigo el mundo es distinto? Pues las flores sonríen en los campos, ya que no se marchitan y las alamedas se abren a tu paso convocando a los ríos que no suelen morir en el mar, pues éste los acoge con su lógica fraterna y amable.

Si ustedes me humillan

Si ustedes me humillan, o al menos lo intentan, no entraré en su juego de llamadas iterativas e invocaciones pero intentaré analizar las razones que les llevan a hacerlo y sacaré las conclusiones oportunas, posicionándome, de forma que pueda seguir aprendiendo y creciendo paso a paso.

Como el que añade una certeza

Como el que añade una certeza a una duda, como el que añade una duda a una certeza. Como si este buzón de tiempo, tuviera sólo cartas asociadas a instantes de ti. Como si pensar en ti, fuera invocar a un lugar sin tiempo. Como si esta lluvia que cae, sólo esclareciera el aire próximo, la espesa cortina que gris nos separa del cielo y no arreglara el desorden de las calles, el ritmo del tráfico, la orquesta de viento que proponen los claxon. Pero esta confusión cotidiana es propia de la realidad, y si no todo encaja es porque debe ser así. Camino, deambulo, divago, me pierdo, me encuentro, te busco, me planteo por qué lo hago, y termino un verso, desciendo a los manantiales de la poesía, y me surto del arte de los poetas y las poetas. No hay tendencia peligrosa que no nos deje una enseñanza. El mar en calma nunca enseñó al navegante.

Si no tuviéramos enemigos

"Me moriría de vergüenza si no tuviera enemigos", E. Galeano. Si no tuviéramos enemigos, la vida sería más fácil, sin duda, pero menos interesante y menos divertida. Es curioso plantearse la génesis de una posición clara como ésta. En la mayoría de los casos, no se construye la figura del antagonista. Son nuestros actos, nuestra personalidad la que genera la simpatía, la antipatía, el odio, hasta el rencor instalados como buenas costumbres mundanas. En la minoría de los casos, como si se tratase de una pieza de artesanía, una joya clásica, una pieza del arte desconocida, se fabrican en talleres cotidianos. Y como si se fuera una marioneta, lo vestimos, lo desnudamos, tiramos de sus hilos y justifica parte de las proposiciones que forman parte de nuestros credos, de nuestros no-credos. Nos proporcionan aprendizajes para crecer y madurar, son el contrapunto de la melodía primera, la sombra frente a la luz, el gris del asfalto que reprueb

Evasiones

Los amorosos  viven al día, no pueden hacer más, no saben.  Siempre se están yendo ,  siempre , hacia alguna parte. Esperan, no esperan nada, pero esperan. Jaime Sabines  Supongo que en determinados momentos de mi vida, fué "la forma de afrontar" porque mi pasatiempo más querido era evadirme, salir huyendo del problema que tenía que resolver. Porque siempre fuí un ser distraído y un fugitivo que se quedaba parado observando el relieve de los pétalos de una rosa en el jardín junto al ciprés. El viaje hacia uno mismo, hacia la ensoñación no entraña ningún riesgo, pero la complicación viene cuando a la evasión se le añade el autoengaño y ahí viene la crisis porque los demás no tienen culpa de lo que a uno le pasa. Este es un hecho que se puede asumir no sin cierta dificultad, en ocasiones. Los demás tienen derecho a vivir en paz, elegir la vida que quieren vivir, los dioses y diosas a los que desean adorar, el vino que les gusta beber, los lib

No sé tanto

Cuando escribo, me digo a mí mismo que no sé tanto. Aunque leo, me documento y me informo, no es suficiente. Lo mismo ocurre con el amor que siento por ti. Nunca lo comprendo lo bastante, nunca lo conozco lo bastante, porque el amor no se comprende, ni se conoce, se da y se recibe.

¿qué es posible ahora?

¿qué es posible ahora? parece que casi todo menos verte pero no desespero y te dejo tranquila

Cuando el disco se acaba

Cuando el disco se acaba, hay que cambiarlo y una música nueva se instala en la sala. Mientras la escucho, me entras ganas de bailar y entonces apareces. ¿Bailamos? Pregunto. Esta música suena a futuro. Digo. Y no respondes, pero quizás sonríes. En eso me decido a bailar solo y parece como que una súbita y repentina alegría invadiera todo el mundo cercano.

cada vez que te recuerdo

cada vez que te recuerdo te recupero en la mejor de tus versiones, inolvidablemente tú cada vez que te olvido te recuerdo en los juegos a tres bandas, a cuatro bandas, y, en esa geometría inestable, veo la mirada cómplice de tu compañero de baile, con su risa maliciosa e intento que ya no me afecte porque en muchas cosas seguro que estais de acuerdo: en tus huídas sin decir nada, en tus cortinas de humo, pero kein Problem. Como bien sabrás y si no te lo digo, me limito a caminar por si algún día nos encontramos y podemos mirarnos de frente, como te miro ahora.

Ella se desmarca

Ella se desmarca. Se aleja de los rumores, limpia su conciencia que descansa sobre una blanda almohada. Pero no se le deben pedir responsabilidades en su movimiento táctico dictado tal vez por terceras personas que pedían un cabeza de turco, dictada por la desmesura, propia de los acontecimientos y es que este tiempo cambiante de sutiles sortilegios no derivó en el resultado deseado pero eso no la convierte en rival y enemiga. Porque no se puede odiar a alguien a quien se ha amado. Porque ella decidió quién permanecía y quién se iba. Porque eso añadía paz a su vida. Ella se desmarca, aboga por el bien común y yo abogo por su pelo, por su cara hermosa a contraluz. Ella se desmarca, porque es libre, y nada hay que decir. Tan sólo que ella no es de nadie, ni siquiera de ella misma.

La lógica absolutista y dominante

Quien instaura el odio no son los odiados sino los que odian primero. Paulo Freire, pedagogo brasileño  Propondremos una lógica absolutista y dominante, para traer de nuevo a este tiempo presente  los cimientos del pensamiento  de la edad media, y condenaremos al feudalismo  más recalcitrante  a todos los nacidos  de cuna plebeya.  Maestros y esclavos, serán por tanto dualidad  necesaria,  eje sobre el que se sustente  el equilibrio  de la pirámide.  Pero claro,  resulta que ésto ya está implementado y que no seríamos descubridores, inventores,  o creadores de este artefacto ideológico,  pues ésto ya sucede desde los tiempos  de los romanos, de los egipcios,  desde el origen de la civilización.  Reyes, Reinas, Aristócratas, Nobles, Miembros del Clero,  Señores con feudo, Militares de cargo, Soldados, Campesinos, y gentes del pueblo raso.  No hace falta entonces llegar a la conclusión  que la mejora de la sociedad pasa  por traer de nuevo este sistema, 

El viento nos traerá.

Le vent nous portera, Noir desir El viento nos traerá el tiempo nuevo, las hojas de los álamos que, secas, cubren el suelo de los parques, su desnudez cuando llega el invierno. Caminamos en una tarde llena de esperanza, y nos limitamos a observar, el susurro de las dulces aguas de un río, las ramas que se agitan con cadente ritmo, las parejas que reman en las barcas del estanque. La flor que no te dí todavía y tengo para ti guardada. El viento nos traerá, pero no hemos de invocarlo constantemente ni hacer complicadas acrobacias lingüísticas. Lo que ha de llegar, llegará y si no pues habrá que seguir avanzando.

Nada que demostrar.

Ya hemos escrito más de cien versos. Pero ahora quiero tener la paz en mi alma para decirte que no tengo nada que demostrar. Nunca lo tuve. Pero el amargo sabor de un desenlace provocó toneladas de poemas, algunos mejores que otros, ninguno demasiado bueno. Quiero salir a la calle, recordarte tranquilamente y esperar el autobús. Sin traumas que acompañen, sin heridas que sangren, sin simétricas asepsias que nos mantengan equidistantes. Sabes que te pienso.