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Mostrando entradas de julio, 2017

¿De qué tiene miedo Misha Mikhailov? (y dieciseis)

Svetlana era un mar de dudas. Ni las conversaciones con sus amigas y confidentes la habían calmado ni los viajes que por trabajo realizaba habían podido darle la calma que tanto ansiaba, en búsqueda de respuestas, pistas, o indicios de ella misma. Tras su belleza inquieta vendría el equilibrio que su pragmatismo sabía conceder a cada situación, la inteligencia de sus argumentos, la elegancia que de cada movimiento se destilaba parecía el baile de un cisne blanco sobre un estanque de aguas en la que su escaso movimiento fuera alterado únicamente por la fuerza de una brisa que crecía de a poco. Trabajaba incansablemente, cuidaba de su hija a la que llevaba al parque al terminar la escuela y cuando llegaba a casa Dimitri la esperaba con su manojo de dudas, con su enfado, su rabia y su ira, con el hielo que en la Siberia natal de sus padres había en cada madrugada cuando ésta cambiaba su nombre por el alba, incluso en algunas estaciones aparentemente cálidas. Aquella tarde, la luz del

Querida ausente (CLXVII)

Querida ausente: Tras el discurso que trae la noche, puedo decirte ... Es freut mich dir schreiben  Die Nacht ist lange  wie ein Berg   und bin ich allein ins Stadt. Niemand folgt meine Schritte.  Ich habe dir gehört  hinüber der Tür  aber  du kommst nicht inner..  Wirst du einigen Tag kommen? Hoffentlich! Ich werde hier sein.

Our Granada

Just trying, just in case, of course you know..  Our Granada seemed to be far but it's still true and real. Would you like to come with me once again or there is no way back to that time and that place? Our Granada is not still a nice memory, when pain and sorrow appeared, the river was there when we were like two free birds flying throughout the sky and the landscape was pure like the river and the trees were closed like the books which are on the shelf Can we just keep on walking together or that's just a little dream or an empty reality beyond the exceptions ?

¿De qué tiene miedo Misha Mikhailov? (y quince)

En realidad, la vida de los cuatro protagonistas presentaba un equilibrio inestable como si fueran los vértices de un cuadrado de esquinas romas y cuyas rectas en ocasiones se presentaran discontínuas en sus conexiones. Desde luego, todos y todas tenían cosas que aprender pero Misha más que ninguno porque él mismo se autoimponía ese aprendizaje como travesía hacia el interior. Porque había una infancia no resuelta, una adolescencia algo más que revisable en cuanto a usos y costumbres, una edad adulta de continuidad y sobresaltos, ¡cuántos asuntos por revisar como un escritorio desordenado! Para ello, Misha decidió ir a España, en concreto a Granada a recordar aquellos tiempos casi dorados donde las tardes se le hacían infinitas de la mano de Iulia. De más jóvenes habían asistido a un curso de español en la Universidad de Granada y allí planeaba ir con Svetlana... ¡cuánto futuro quedaba para que fueran a ese lugar! Pero en su moderado pesimismo, pensaba que todavía era posible recor

Cuando por tí no daban ni un duro

Cuando por tí no daban ni un duro, Cuando estabas desahuciado ya de por sí, Cuando tu vida era un agujero oscuro y no veais salida. Cuando por tí no daban ni un duro, Cuando de niño en la escuela golpeado, y malherido en el suelo todavía te levantabas y te alzabas el cuello de la camisa, recogías la cartera y te ibas corriendo hasta el autobús, la tarde era entonces una belleza con Granada como telón de fondo, y la vega era un mar verde y diminuto, cuando San Cristóbal era la crónica gris de un barrio donde los diarios engrisecían la mañana y el afecto era escaso como el pan rancio de varios días. Te levantabas, y reías de nuevo, sí, reías. Porque no había acto heroico inconsciente más grande que levantarse tras cada caída y restallar como ola contra el acantilado. Los conflictos no se resolvían hablando como recomiendan los Maestros y Maestras actuales. Pero no eras una víctima, tampoco un verdugo, eras un pequeño combatiente e iniciabas tu fase de reconquista,

¿De qué tiene miedo Misha Mikhailov? (y catorce)

El amor por Svetlana seguía siendo el leit motiv de la vida de Misha. Se había abandonado a sí mismo, y estaba fuera de sí como un barco que no encontrara el faro en la noche y, durante el día, era preso de sus emociones y sumido en un laberinto en el que el propio deseo era su mayor carcelero. Todo ello unido al ostracismo al que le habían relegado en el trabajo gracias a las influencias del gran Dimitri, a la presión de los círculos comunes. Su vida era el paisaje de un callejón oscuro y sin salida, del cual tendría que salir saltando los muros de la convención.  Mientras tanto, Iulia se reunía con Svetlana y con Maria Ivanovna Karjakin, otra madre de la escuela solidaria con la lucha de ambas.  Maria Ivanovna era trabajadora de la compañía Aeroflot, que se dedicaba al transporte aéreo y su función principal era la del mantenimiento de los aviones y la gestión de activos del taller.  La versión de los acontecimientos de Svetlana la escandalizó.  ¿Cómo podría ocurrir que u

Lunes en la oficina

Lunes en la oficina tras un viernes con dos despedidos La pandilla de siempre lo celebra y no se dan por aludidos En su zona de confort hay permiso restringido Se reserva el derecho de admisión, cerrado por vacaciones dice el letrero en la puerta de la prestigiosa firma multinacional. Entonces la empleada A busca a la empleada C y como aliadas se cuentan el fin de semana, y quitan importancia al destino de dos herejes, a quién le importan sus vidas, sus respectivas familias, Entre sí se ríen, se congratulan, recuerdan a los jovencitos y jovencitas que aterrizarán recién horneados sin apenas conocimientos de la cosa informática en la empresa una semana después. ¡Cuánta rentabilidad, cuánta inversión, viva la tierra aragonesa! Las jefas economistas lo han calculado todo a la perfección. ¿Para qué operar sobre la costra que impide el avance? Si esta falacia propia del carnaval veneciano, se puede arreglar al más puro estilo zaragozano. Se emplazan para la hor

Madrid, te he echado de menos

Hace un tiempo, ¿quién me lo iba a decir? Después de dos semanas en Zaragoza, viendo cómo se las gastan algunos maños al borde de un ataque de nervios, me digo... Madrid, te he echado de menos y ésta es una afirmación no es un mal menor, es una verdad necesaria. Pues, a pesar de que en el comienzo no hubo un idilio, me siento bien al regresar a tí.

Querida ausente (CLXVI)

Ave Caesar Augusta, morituri te salutant  Querida ausente: Zaragoza ha dicho adiós de forma prematura pero me voy con la conciencia tranquila de haber hecho todo lo posible. El trabajo está entregado y mañana marcharé en autobús hasta la estación de Autobuses rumbo a Madrid. ¡Adiós Caesar Augusta, los que morirán algún día te saludan! Ese ritmo de ciudad antígua, de baños en el rio como si se tratara del Tiber, recuerda en algo a la idea en la que describe Roma Pasolini. Adiós prejuicio y provincia Clase media de relicario y alquitrán Autobuses que destripan al conducido Niños y niñas que parecen felices Pese a tener mucho o poco Cerrado por vacaciones Has de venir conmigo a Caesar Augusta, si no estuviste ya por tu agenda, aunque siempre es agradable releer los libros leídos, que recuperan todo su encanto primero, añadiendo la carga experimental de la relectura.

¿De qué tiene miedo Misha Mikhailov? (y trece)

En la noche dichosa en secreto, que nadie me veía, ni yo miraba cosa, sin otra luz y guía sino la que en el corazón ardía. Noche oscura, San Juan de la Cruz  En defensa de Misha Mikhailov, estaban los bancos de los parques, la soledad de los álamos junto al río y las calles oscuras del centro donde practicaba las lecciones de la melancolía que había aprendido en arduas sesiones de tedio y fastidio por auténticos profesores de la materia y por la propia realidad que mostraba lentas tardes de malestar mayúsculo. Para apaciguarlo, recurría a la poesía, al vino que las tabernas dictaban como droga pasajera pero que no arreglaba el presente ni mucho menos lo reparaba. Por otro lado, arregló la bicicleta antígua que tenía en su desván y daba largos paseos por la ciudad. El futbol seguía siendo una de las pasiones que desde niño había llevado a cabo... Seguidor del Rubin Kazan... Volvió al ajedrez, a la cocina, al interior del alma como sistema, al sur de lo posible, al cuidado de los

¿De qué tiene miedo Misha Mikhailov? (y doce)

Mientras Iulia planeaba salir de los círculos insanos de su matrimonio, Dimitri la ayudaba estratégicamente y juntos planeaban un contraataque en el que salvaguardarse de posibles cambios vitales aparte de "garantizar la viabilidad y el crecimiento de los niños y niñas", cuestión que al parecer Svetlana y Misha habían olvidado en su intento de huída hacia adelante, en palabras del principal damnificado... Pero al igual que una herida no se cura al echar sal sobre ella, a Dimitri no pareció bastarle la cantidad de cloruro sódico vertido sobre la hemorragia latente y decidió agregar más. Hizo una campaña de difamación en los círculos próximos de Kazan sobre la personalidad de "aquel tipejo infumable, vividor, perfil contrastado, de vacías artes clandestinas y de ligereza extrema en el trato, repugnante, mísero, fresco y montones de adjetivos comprensibles de acuerdo al estado de ánimo. " Por su parte, Svetlana compadecía a Iulia. Sí, la compadecía de veras. Era tal

¿De qué tiene miedo Misha Mikhailov? (y once)

Después de los primeros días del suceso del lago, Sveta se mostraba esquiva con Misha, y no contestaba a sus llamadas ni a las cartas que le enviaba con su amigo Urusov compañero de ambos. Había llegado el verano y en Kazan la gente aprovechaba los días de fiesta para ir al río a bañarse y llevar la merienda o para ir en coche hasta las afueras donde había pequeños lagos de fácil acceso a los intrépidos nadadores que se atrevían a nadar en aquellas gélidas aguas todavía a pesar del cambio de estación. Decidió llamarla, jugársela una vez más al todo o nada pero apareció al otro lado del teléfono la voz de un Dimitri desafiante que le animaba a declarar por qué llamaba, qué intenciones rodeaban aquel momento y un aviso serio al navegante para que dejara de molestar a su Mujer, pero aunque él intentaba comprender toda la acometida al otro lado del teléfono y, de hecho, cualquier persona en su sano juicio entendería a un marido que afianzando el instinto animal de conservación y el conce

Querida ausente (CLXV)

Querida ausente: En este estado en el que el debate es la vida cotidiana es sobrevivir, amar se vuelve una cuestión secundaria aunque ... ¿por qué lo postergamos tanto? Supongo que el tiempo repite a cada instante su pulso a la historia. Hemos de vivir de pie y no arrastrados como gusanos que fueran dispuestos a ser pisoteados en cualquier momento y hemos de erguirnos y amar siempre amar y decirlo como en este verso que culmina en la aseveración de un te quiero bien grande.

It really hurts

When I see on the computer screen wearing sunglasses, and you forget to say: "How do you do Mr.?" Something sad happens. It's true. Our love flew away like the leaves of the trees fall down in Autumn and they're pushed by the wind musically speaking. But it makes me mad all this mess when you're trying to say to our children that they should do this or that to sit down in front of the computer. I know that you're wounded I know that I wasn't the perfect man but I loved you as I can and I still do it somehow It could be an easier process if you share this emotional work with me. It really hurts to be alone and not to have a land to come back no Mother to kiss or no children to take care of.

¿De qué tiene miedo Misha Mikhailov? (y diez)

Mientras Lev Tolstoi y Gabriel Celaya se reunían para confabular, y el que subscribe llevaba a cabo su prudente aunque ambicioso proyecto, el día lucía luminoso y el lago se presentaba propio de los días de fiesta, rodeado de un bosque frondoso de robles, álamos y pinos, y un prado cercano repleto de rosales, azucenas y lavanda. Iulia y Misha llegaron con los chicos en el Lada familiar y Svetlana y Dimitri en el clásico Skoda preparado para la ocasión. Iulia y Svetlana estaban muy contentas de verse, saludaban con la mano y hacían grandes aspavientos como si hiciera mucho tiempo que no se habían visto. Sin embargo, Dimitri y Misha mantenían la distancia, querían ser amables, ser cordiales pero que la cosa no fuera a más. Habían venido a interpretar su papel de madres y padres de familia, y ése era el guión de la tarde. Los niños y niñas felices porque ya se conocían y jugaban a la pelota, a las cartas, a todos los juegos imaginables que se pueden realizar en una tarde en el campo: a

Querida ausente (CLXIV)

Querida ausente: Mantengo la idea sobre la que fue fundado, este amor mío por tí. Por eso, insisto y reitero, me repito como un disco rallado, pero es que la canción antígua se renueva con un verso nuevo. La rosa de ayer hoy es más rosa, el jardín de ayer hoy es más jardín, el río de ayer hoy es más río. Porque su fragancia, su decoración, su caudal son mayores gracias a la experiencia.

¿De qué tiene miedo Misha Mikhailov? ( y nueve )

Después del paréntesis de pareja y de una incursión en la adolescencia de uno de nuestros protagonistas y protohombre casi habitante de una nueva ciudad llamada Esparta, aunque fuera una Esparta que había aguantado muchas tormentas tantas como nuestros queridos personajes, volvamos al momento en que Svetlana llama al taller de tractores para hablar con Misha e invitarlo a pasear por en el parque Bauman y después irían a tomar un café a la clásica cafetería Pushkin de la que no hemos descrito todavía apenas nada. No se trataba de un lugar corriente, aunque los lugares simples, corrientes y prosaicos eran amados por nuestros dos protagonistas. Aquel lugar era un café antíguo, decorado con maderas talladas y barnizado para la ocasión con finos encajes ocres y dorados que rivalizaban en belleza con los cuadros de autores antíguos y modernos expuestos, sobretodo autores venecianos como Caravaggio y otros modernos como Rothko. Grandes espejos dorados, y columnas de marmol. Un pequeño patio a

¿De qué tiene miedo Misha Mikhailov? (y ocho)

En sus encuentros con Svetlana, Misha había notado que se había enfriado el café pero en sus ojos (él creía firmemente en ello igual que siempre) pervivía la llama del amor. Como en su particular experimento freudiano, cuando su madre se alejaba por un largo rato y después ya cansada y despojada de todos los vestidos oficiales y máscaras de carnaval que a diario tenía que utilizar por su trabajo, se sentaba junto a él y le dedicaba un recital de risas y sonrisas. Pero no era siempre. Y por éso él buscaba y buscaba, por si llegara ese momento mezcla de alegría y estallido innombrable donde sin despliegue de ningún tiempo, sino con la levedad de un soplido Misha era acogido por fin en los brazos de su ansiada tierra prometida. La vida sexual en la Unión Soviética estaba muy censurada por parte del Partido Comunista y Misha creció en los años en los que la televisión apenas mostraba señoras en bañador y su primer contacto con el erotismo en la adolescencia fue en una tienda del Estado

¿De qué tiene miedo Misha Mikhailov? (y siete)

En otro plano de la acción, Dimitri maquinaba un plan para castigar al hombre atrevido que había intentado arrebatarle al amor de su vida. Tenía contactos. Conocía al comisario Kovalevsky. Le debía favores. Una denuncia por acoso sexual sería una gran idea, u otra por pederastia (una vez vió de lejos cómo besaba a su hija, y en pleno acceso de celos proyectados, tomó buena nota en su libreta). Sonó la puerta, Svetlana entraba a casa con su maletín de trabajo y lo depositaba como un trasto inservible sobre el montón de abrigos que había en el mueble de la entrada. La saludó y se acercó besándola en la frente. Ella lo miró y en su mirada había un gesto de compasión, de tristeza y tal vez de disculpa. Él la entendía. La amaba con la profundidad del lago Baikal y, sin embargo, aquélla no era la Svetlana que había conocido hacía años. Algún agente externo había operado sobre ella como un ejército invasor se precipita sobre las murallas de una ciudad asediándola. Por ello, la interrogó seve

Querida ausente (CLXIII)

Young man, I think you're dying Pete Seegers  Querida ausente: Sé que no es de muy buena educación hablarle a alguien que huye, que no es algo agradable insistir cuando la situación no da mucho más de sí, pero he decidido saltarme la norma y retomar el pulso cotidiano de la poesía que fermenta en la bodega de un futuro posible, ¡oh, Stella de todas las constelaciones posibles! Entonces beberemos el vino que sirve Paulino en su taberna, cuando entre copa y copa, leemos versos cargados de erotismo y cantamos a la libertad por la que tantos y tantas luchamos a diario. Entre sus fogones, cocina platillos suculentos y deposita los cacharros en una habitación sin fondo en la que dice llamarse cocina. Pero... ¡que conste que en pleno uso de la libertad que nombraba Eluard, no nombro tu nombre en vano! Te llamaré por tu nombre, te hablaré sin que me digas nada, y escribiré versos pensando en tí.

¿De qué tiene miedo Misha Mikhailov? (y seis)

Svetlana y Iulia iban a tomar juntas un té aquel día de entre semana para, según la propia anfitriona comentó en su llamada, "conocer a los padres y madres de la escuela y hacer nuevas amistades". Y así fué. A las cuatro y media de la tarde, llamaban a la puerta y aparecía una mujer de mediana edad, bien parecida, elegante vistiendo pantalón de pana y una gabardina. Afuera llovía y la avenida de la Primavera estaba llena de coches y de autobuses que coronaban la orquesta en una sinfonía de claxones irascibles y gritos de taxistas enfadados. Una vez que se hubieron saludado propiamente, Sveta la invitó a sentarse y se llevó su gabardina húmeda por la contínua devastación que venía de un cielo poco clemente y su paraguas, depósito móvil que fue colocado en el paragüero con la metódica disciplina del que se sabe en casa. Hablaron de montones de asuntos relacionados con la educación, la familia, los hijos. Sveta creía conocerla después de la primera media hora de charla animada

Querida ausente (CLXII)

Querida ausente: Si has estado ausente una eternidad, entonces nunca estuviste ausente. No has estado. Por ello, es posible que puedas estar. Y no desespero aunque la desesperanza sea un sentimiento parecido a la melancolía. A veces debe ser renovado, como el agua que en el jarrón ya está sucia, y que necesita renovarse en la melancolía. Abrir la ventana y repetir una vez más: ¡persisto, Amor, hasta el final de mis días! Persisto e insisto porque desde que te conocí no hay otra Estrella que brille más y que alumbre la Noche Oscura. Ya no es un deseo sin más, es un sentimiento elaborado que se asienta en el mecanismo del placer para justificarse. Querida Ausente, Hoy estás posiblemente presente

¿De qué tiene miedo Misha Mikhailov? (y cinco)

Misha Mikhailov comenzó su trabajo al amanecer y acto seguido recibió una llamada telefónica. "Qué raro", se dijo. Era el mismísimo Dimitri, que había estado esperando de cantarle unas cuantas verdades pero prefería utilizar el hilo musical de una canción de los años 60 de Edith Piaf para acompañar su verborrea insultante y su discurso ofensivo. Al colgar, se sintió triste y ofendido. Él, cuyo único delito era amar a una Mujer como Svetlana, de la cual quizás si el azar o la confabulación de los astros, en las que como buen lógico apenas creía, no la hubiera traído hasta ese inexacto lugar del espacio, hasta ese incierto instante del tiempo, quizás sus ojos no se habrían cruzado con los suyos en armónica intersección. Pero comprendía el enfado del marido. Lo comprendía profundamente, más allá del análisis del léxico, o de la sintaxis de su afrenta. Recobró la calma. A esa hora, Svetlana todavía dormiría y sobre las nueve iría a la Oficina Técnica a resolver sus asuntos d

Querida ausente (CLXI)

Querida ausente : Sin tí, todo es exilio. Sin tí, me tengo a mí y me gusta esa presencia que conozco, aunque la tarde podría ser más brillante y el agua de las fuentes más clara todavía. Sin tí, el viaje es interior y el río transita más caudaloso si hay silencio. ¿Rescataremos el último hálito del atardecer antes de la puesta de sol? ¿Escucharemos el canto de las golondrinas que se aposentan en las ramas que restallan luz? Son demasiadas preguntas. Mientras tanto, sin tí, todo es exilio, y quiero desexiliarme de este exilio de tí.

¿De qué tiene miedo Misha Mikhailov? (y cuatro)

Los días que siguieron al primer encuentro de Misha y Sveta fueron formidables para ambos pero una tormenta se cernía sobre sus vidas y avanzaba sigilosamente en la fábrica de alguna noche lúgubre y desde el despacho de Dimitri. El plan de éste era bien claro y simple: Alejar a su hija de ella y obligarla a tomar una seria determinación. Mediante una carta él le expuso todo un conjunto de motivos y razones para la compostura y la seriedad. Sobre la mesa del recibidor, él la dejó antes de salir hacia el autobús de la calle Karl Marx. Cuando Sveta la leyó un mar sin redención inundó sus ojos. ¡Era tanta alegría la que había en su corazón! ¡Era tanto el mágico silencio que rodeaba a sus habitaciones hasta ayer malheridas por el tedio, el cansancio y la resignación! Pero exploraría todas las posibilidades, y hablaría con su mejor amiga Masha para la que habría todo lujo de detalles y podrían entre las dos tomar juntas una buena decisión. Masha Petrova vivía en Kaliningrado y para ello

¿De qué tiene miedo Misha Mikhailov? (y tres)

El primer encuentro a solas con Svetlana tendría lugar en un jardín de las afueras al día siguiente de que Urusov le hiciera entrega de la nota de Misha. La historia de los primeros encuentros amorosos está ampliamente descrita en las novelas clásicas, pero esta ocasión no era una excepción. A la hora concertada, ella llegó vistiendo la mejor de sus sonrisas y trayendo en sus manos las rosas que él le había enviado con su amigo y camarada. Él asistía como espectador de excepción a este gran acontecimiento y en sus labios se dibujaba también una sonrisa, respondiendo cortesmente a su saludo inicial. Como rito iniciático, él la tomó de la mano y juntos recorrieron aquel jardín clásico en el que había estatuas mitológicas, bulevares y glorietas con bancos donde sentarse, algún rosal desvalido y algún otro eufórico con maravillosas flores presagio de la estación que comenzaba. Era por fin primavera, una primavera que se había gestado en el vientre de un invierno incierto y caminaban como d

¿De qué tiene miedo Misha Mikhailov? (y dos)

Misha Mikhailov volvió a su casa después de tener aquel ingrato encuentro con Dimitri Nikiforov en los talleres de la agencia agrícola estatal. No lo conocía apenas pero ya intuía que se trataba de un hombre muy inteligente y que como él ansiaba el amor de Svetlana. Un hombre enamorado, y francamente irritado por la cuestión que se presentaba ante sí, una cuestión difícil de aceptar que tenía una doble vertiente: Por un lado, la amabilidad con la que Sveta se mostraba ante Misha, y después el escándalo y el escarnio que podría formar su supuesto romance. La luz del atardecer se divisaba por la ventana, y en el lago las aves se posaban como cisnes heridos por el aire macilento del otoño. En los cristales, rayos irisados traspasaban y dibujaban figuras geométricas sobre el suelo de la habitación, mientras Misha escuchaba a los niños juguetear en la habitación de al lado. Un serio dilema vital al que se enfrentaba y una decisión a la que no podía renunciar pues aunque amaba hasta lo más

Querida ausente (CLX)

Querida ausente: Sí, la vida de Misha Mikhailov parece retratado, aparentemente, sobre un paisaje inocente y naïf. Probablemente, Sveta sabía de los tejemanejes de Dimitri, y lo sufría en silencio, como una oración subordinada sin ser analizada sintácticamente o quizás sí, y el testimonio de las rebeliones calladas se nos escapan y no tienen que publicarse en primera plana de los diarios parroquiales, ¿quién conoce acaso su dolor? En las plazas de los barrios, no veremos todavía cómo Sveta y Misha se sientan en los bancos y traducen las mañanas en paseos despreocupados, y periódicos desordenados sobre la mesa del salón.

Pilar era la patrona de Zaragoza

¿Quién iba a decir que se llamaba Pilar? Yo la habría llamado Marie, Chantal, Frau Weisswein. Cuando Andrés la llamó por teléfono para concertar la entrevista de trabajo, distinguió al otro lado además de su acento zaragozano, una elegancia natural y un estilo que nada la identificaría con el oficio de informática. Pero sí, Pilar llevaba décadas en la oficina, conocía todos los detalles del trabajo y tenía dotes de mando propias de su alcurnia, de nuevos ricos aterciopelados con olor a Channel nº 5. Se mezclaba con el populus con mucha habilidad y hasta le daba a uno la impresión de que de veras decía aquellas cosas tan amables. La verdad es que Pilar había vivido la dolce vita de Caesar Augusta, sin mover un dedo, era prestidigitadora , ventrílocua y marionetista. Por las mañanas de la nueva ciudad de nuevos aires, y cañerías malolientes Pilar era la reina de todas las reinas y las aspirantes a reinas por un día formato juventudes del Partit Popul

¿De qué tiene miedo Misha Mikhailov?

Misha Mikhailov vivía en Moscú y siempre había llevado una vida tranquila, sin sobresaltos, alejado de cualquier problema. Su infancia había transcurrido en una dasha de las afueras en la cual se había criado con su abuela materna y con su madre y en su historial médico no se conocían apenas traumas ni casos neuróticos de forma clara. Pero él era un hombre solitario que iba ocupado con algún libro, y en la literatura buscaba el refugio que el hogar apenas había logrado conceder. Su madre trabajaba en la fábrica de automóviles de su barrio, y Misha se sentía solo como un gato abandonado en un callejón lúgubre respetado únicamente por la luz naranja del sodio de las farolas. En su eterna búsqueda, le faltó buscarse lo bastante. Algún experimento había realizado en los veranos en la costa ucraniana, pero eran meros intentos retrospectivos. Era un profundo amante de los versos de Rilke en sus elegías del Duino, y conocía a Baudalaire, en cuyo vino había bebido del tibio caliz de los que a

Querida ausente (CLVIX)

Querida ausente: Este poema intenta apoyarse sobre el camino anterior para avanzar en la senda y en la construcción de la ternura y el afecto cotidianos. Seguir trabajando en este camino, que aunque aparentemente esté cortado y tú no des señales de vida, merece la pena seguir hasta las últimas consecuencias. Porque he llegado a esa frontera y la he traspasado, sin visado ni salvoconducto, intentando derribar defensas numantinas, defensas pretorianas, más allá de muros custodiados por la sociedad de moral y costumbres, por el concepto de propiedad privada, por el escaparatismo de las franquicias llamadas familias donde el honor pasa por rechazar todo lo sucedido y planear una situación intermedia en la que salir ilesos de la hecatombe llamada amor. Pero todo este sentimiento es una dulce hecatombe y la infancia estaría protegida de todas formas, pues por ellos y ellas luchamos a diario, por ellos y ellas nos levantamos, ¿verdad, corazón? Mientras

Yo no era un niño valiente

Yo no era un niño valiente, no era un especimen de macho, me aterraba la brutalidad de algunos juegos y el tener que defenderme ante las agresiones de los compañeritos. Era un niño algo alto y desgarbado, con pantalones de pana y chalecos de punto. No sabía comportarme como el resto de niños, no quería actuar como ellos. Tan sólo entendíamos en los recreos un lenguaje común, el fútbol. El fútbol nos reunía en torno a un tema común, y conciliaba todas las emociones infantiles y las tensiones originadas a lo largo de la jornada. Tras un gol, una burla era menos y una patada sabía a caricia pues no era un puño contra el mentón. Caminaba a veces con miedo por las calles y en los autobuses la gente me extrañaba, yo que vivía en habitaciones altas y mi pequeño estadio era un cuarto donde se planchaba, yo que aprendí a andar en bicicleta en una plaza donde había una estatua de una heroína llamada Mariana Pineda en la que se podía leer un letrero "víctima de la li

Querida ausente (CLVIII)

Querida ausente: Me fastidia no verte. Me molesta pero poco puedo hacer y por ello tengo que resistir este tiempo lejano en el que sé de tí por las noticias que escucho de los niños. Por eso, encuentras mensajes míos en los que te deseo una buena tarde o una buena noche. Pero esa buena tarde o esa buena noche prefiriría que las pasaras conmigo y que los dos ya por fin desinhibidos diéramos cuenta del monumento al amor como marcan los cánones, en su total dimensión. Pero llegará el momento, ma cherie, meine Liebe, no hay que desesperar ni perder la fé, porque esta distancia no es interminable, esta infinitud es transitoria.

Glosario de parque

Glosario  de  parque Érase un parque situado en una ciudad muy lejana de allende los mares.  Cualquier parecido con la realidad es pura ironía.  Un antíguo agente del Mosad, una profesora de biblioteconomía con aires de femme fatale y abajo el patriarcado, un campesino de Wisconsin, pastor de vientos y harto de ser calumniado, sospechoso desde el inicio y delitos no se le conocen, un imitador de Hemingway con pipa y aires de capitán de barco, tutto é controlato, caro amico, una gerente de viajes el Corte inglés, con un barniz de progresía y muchas horas de pertenencia a la burguesía, una profesora de inglés de Nueva Caledonia, y otros habitantes de la urbe nueva como un poeta neurótico estrafalario con firmes convicciones, que trabaja de informático en Milano.  Un buen día, el agente y el imitador de Hemingway protegían al campesino frente al poeta neurótico mientras éste traía Morcillas de Burgos porque había ido hasta allí en el verano anterior para la fiesta inacabada en

Querida ausente (CLVII)

Querida ausente: La jornada ha sido larga. La tarde de ajedrez ha sido agradable y me dispongo a sacarle unos cuantos versos al destiempo siguiendo el principio del placer que nos explican en los libros introductorios de psicoanálisis. Y no hay nada que más que me lo produzca que ver tu sonrisa radiante y tus ojos que brillan en la tarde. Sí, parece una obsesión que se repite pero así estoy cautivo del deseo que se confunde con esta sentimentalidad del alma, un deseo que busca palabras para justificarse y de la escasa vivencia compartida intenta construir un monumento en el desierto similar al que hay en la ciudad de Petra en Jordania. Al menos, tenemos ese comienzo: Un lenguaje que hemos construído juntos, yo más que tú, quizás, asuntos de los que hablar, parece primavera en este verano que se me hace eterno sin tí. Colocamos el marcapáginas en la página 99, por decir un número. ¿Te imaginas? Te quiero en mi vida, hoy, ayer, mañana y siempre. Tan sólo

La etimología de Chaparrón

Chaparrón no sé si está relacionado con chaparro, cuyo significado podría tener que ver con el chaparro que es árbol, la mata o el arbusto y entonces la conexión entre los significados podría entroncar con una caída de ramas desde el cielo en plena clave divina o incluso onírica. ¿Qué Dios se atrevería a enviar semejante cargamento de madera? Eso es más propio del ser humano que en su afán por la pervivencia destruye lo que le rodea y lo que le es ajeno, Por puro instinto de conservación de su dominio. A ello vamos… Cuando decimos “tiene que llover” o “hace falta que llueva” deberíamos definir para qué necesitamos esa lluvia. Si es para limpiar el aire, el ambiente, para que venga una revolución Que equilibre la justicia en la tierra o Es para que se lleve todo aquello que nos incomoda y molesta encargándole a algún dios esa tarea incómoda y enojosa. ¡Qué gran cosa inventaron los antiguos situándose Bajo la advocación de esta deidad o de esta otra! Mediante el mecanismo

Querida ausente (CLVI)

Querida ausente: Hace mucho tiempo llegué a la conclusión de que mi amor por tí no tiene medida . Lo puedo comparar con la inmensidad de un océano, con la pureza de un mineral encontrado en la naturaleza por pura casualidad, con la sal marina de las olas, con el gusto dulce del vino que como un beso se nos queda impregnado en los labios, con el sabor del queso y del melón, con todos los fragmentos de cocina que nos han gustado a lo largo de los años. Lo identifico con una radio y un ventanal, con colores del pasado y del presente. ¿Haremos un futuro? No me inquieta tu respuesta, pues ya lo hacemos a cada instante: pensándonos, escribiéndonos, sintiéndonos. ¡Ah, faltas tú! Pero pese a las sombras y al silencio, pese a este palco aparentemente vacío yo sigo encontrando algún encantamiento mágico en escribirte a diario. Besos como rosas

Querida ausente (CLV)

Querida ausente : No es urgente esta misiva pero la escribo con alguna urgencia. No hace falta una fecha en el calendario para vernos, una hora en la que quedar en la estación o en una carta escrita de tu puño y letra en la que toda mi impaciencia se viera reflejada y entonces sin más dilación no nos arredrásemos a mostrarnos el amor reprimido, tras el hielo incontenible del fuego del volcán. Vendrá el deshielo, pero no profetizo ni cómo ni cuándo, mientras me arrastro caminando (a trompicones) después de la jornada hasta el tranvía. Entre la muchedumbre, le compondré una oda a tu pelo, a tu sonrisa, a la luz de la tarde y otra a Yevtushenko, y a sus manzanas robadas. ¡Cómo mi alma suspira por tí!

Mom tried to convince herself , Dad was missing

Mom tried to convince herself, in a phase of self-affirmation. She told us that she did the best choice and her new husband gleamed like a new car coming out of the dealership. Nobody is perfect. Nobody has the right to judge a human decision but he tried to be funny, he tried to be confident, he tried and tried but it didn't work. I was still missing my father, who was missing like a sunken boat in the ocean. Where are you, my dear Father? You're in the castle of the Bad Witch, who is selfish and arrogant. Life isn't easy without you Changes are hard to accept Only the sorrow and the pain remains I don't believe in any single thing Tell me What can God do for us? I only believe in Nature Dear Independence Day Show us something better than History Let us trust once again despite of human betrayals I trusted him I really trusted him He betrayed me many times Maybe it wasn't true love or Maybe it was just physical attraction and the ci

La enciclopedia y el atlas como juego infantil

Como juego infantil, mi madre me conducía a la enciclopedia espasa y allí me mostraba las banderas de los países, mientras yo las memorizaba. Cuando venían visitas a casa de la abuela, ambas presumían de mis progresos enciclopedia arriba y abajo, en aquel entretenimiento que como acto mecánico repetía hasta la saciedad, en plena efervescencia del conductismo, obteniendo como premio la alabanza. Asimismo, me dirigía al atlas y allí pasaba horas muertas viajando entre mares, montañas, ríos, penínsulas, nombres de continentes, y capitales de estados. ¡Viajar costaba tan poco y ella se sentía tan feliz de enseñarme! Pasaron los años y con ella aprendí de la lengua española, de la literatura, de la historia, algo del arte, algo de la lengua latina y ahora me pregunto qué forma tenía el disparador de su melancolía, qué sentimiento de culpa la perseguía al no amarme lo bastante ya que ella no se amaba demasiado. Amaba los paseos por la Granada histórica, la visita a las

Querida ausente (CLIV)

Querida ausente: Es bueno que el gobierno de una ciudad proponga la libertad como bandera. Para ello, ha de valerse de algún subterfugio eficaz, y asímismo reivindicar la igualdad para los hermanos y hermanas homosexuales. Madrid ha vivido en una vorágine, y en una euforia estos días, instalada en la alegría que supone un adiós a la represión y un adiós a la falta de visibilidad de esta orientación sexual tan válida como la que propone la santa madre iglesia de sobra conocida por todos y todas. Pero aquí no acaba la lucha, la guerra constante por ser idénticos en derechos y diversos en identidades, por una justicia social que garantice el que todos y todas tengan las necesidades básicas cubiertas: Casa, pan y trabajo, amor como idea secundaria. ¿Por qué el amor ha de ser lo postergado? ¿Acaso no debería ser el primer plato de un suculento menú? ¿Acaso nos sobra y en este áspero mundo, como diría Ángel González, somos lo bastante amados para que no venga esta

Querida ausente (CLIII)

Querida ausente : Como la bella y adorada Helena, yo te observo recubierta de ropajes antíguos, en una habitación donde sólo se percibe la luz de las farolas cuando el día fenece, y la ciudad es una gran fiesta que siempre queda lejos y a trasmano. A mí me basta saberte aquí en este lugar alejado del ruído, puerto de mar, puerta a un paisaje interior donde el rumbo sólo fuera marcado por el corazón, y el viento tarareara una placentera música que embriagara, pero que no llegara a hipnotizar completamente. Has venido con el vino que se escancia sobre el vaso, tras el umbral y te he recibido con el meditado y cálido abrazo, ¡¡parece como si te hubiera esperado una eternidad entera!! Pero sin más neuras, me sirvo otro vino y no voy con un reproche a tu lado. ¿Has visto el último hálito de luz tras los ventanales? Acompáñame, todo está listo.