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Mostrando entradas de junio, 2017

Querida ausente (CLII)

Querida ausente: La noche es fría en la ciudad pero no lo es tanto, porque he renacido tras la vivencia prenatal y parece que la herida comienza a cicatrizar lentamente. He hecho un pacto silencioso y sereno: He decidido mostrarte mi amor de otra forma, he decidido mantener la esencia de un sentimiento antíguo, pero dándole otro matiz . Este sentimiento que se construye desde algo más que el balcón donde la primavera esboza tibios atardeceres a lo largo del andamio de los años. Resistiremos, ante el gélido invierno que atenaza la idea, ante los instintos destructivos de otros, ante la indiferencia, ante el repudio que la sociedad prepara para los amantes en libertad que disparan sus consignas al aire tóxico y enrarecido. Adiós metal, Hola tierra y asfalto, Hola agua y río, Hola rosa y perfume, Hola noche junto a tí.

ma non è tutto sotto controllo

Nadie es perfecto y todos llevamos una completa historia compuesta de deseos, afectos maternos, ausencias, traumas, pérdidas, etcétera. En la obra Más allá del principio del placer, Sigmund Freund, nos habla de que los estados de ánimo dependen del principio del placer y éste se convierte en el director de la orquesta que toma la batuta, afina al clavicordio o ajusta el piano. Distingue el placer y el displacer, Que proceden de nuestra primera infancia. Cuando la cultura dominante impone sus dogmas, tener un hijo puede convertirse en una tortura para una madre y los abrazos no saben igual y los besos son puro sacramento. Ma non è tutto sotto controllo, porque hemos de aprender a amar más allá del amor, hemos de reinventarnos como estructura independiente de la patria amor, de esa isla de un mar lejano, donde todo dice comenzar, donde la génesis se produce por sí misma y en la que Adán y Eva son empleados de un cine en el que ponen películas en versión original.

Querida ausente (CLI)

Querida ausente : En la cronología sentimental, primero fuíste emoción, después deseo, recreación, fantasía, y más tarde sentimiento, amor, jardín de los dos como en los versos de Pedro Salinas de los que alguna vez te he comentado. No te elegí como musa, ni siquiera te concedí ese precepto de los que abren una nueva religión, y hablan del concepto de diosa. Ahora lo veo claro y diáfano: Para mí tu amor es algo natural, como el agua que brota de la fuente temprana, como la brisa que acaricia los naranjales, como naranja dulce de verso que se reitera, como atardecer en lugares donde la evasión tiene lugar, siguiendo el manual de instrucciones del soñador y del fugitivo, como pan recién sacado del horno y amasado con las propias manos.

Querida ausente (CL)

Querida ausente: En el transcurso de los primeros días del verano, el sol calienta los ánimos y la mente enfría los propósitos porque hay que ser realista y hemos de ser precavidos a la hora de elegir los momentos. Como éste , por ejemplo, en el que me siento al escritorio a esbozar con breves palabras la verdadera emoción que surge al pronunciar tu nombre. De la emoción, surge el sentimiento y de la recreación la templada fantasía. Por suerte, no hemos perdido la cabeza buscándonos, pero cuando el amor persiste no necesita ser encontrado, porque ya existe, ya está en la estancia que le corresponde del corazón que fulge y que late.

Carta abierta a mis tíos y primos

Queridos tíos y primos: Nuestra historia común en ocasiones no ha sido amable y toneladas de distancia, lejanía e incomprensión han llenado nuestras vivencias compartidas. Es por ésto que os escribo, porque no veo la ocasión de contaros cómo se articulan las palabras que me faltan para  agradeceros todo lo que, a lo largo de estos años, habeis hecho por mí. Vosotros no habeis tenido la culpa de lo que me sucedía y habeis estado ahí como paño de lágrimas, como saco de boxeo verbal. He necesitado en ocasiones hablar con alguien. He vivido situaciones donde el dolor era el único compañero. Ahora que en el túnel parece haber más luz os envío mi cálido abrazo y mi mano junto a la vuestra para deciros que podeis contar conmigo.

Querida ausente (CXLIX)

Querida ausente: En el refugio de la tarde, la ciudad no reparte sueños pero yo los construyo por el clásico yo idealizado que fomenta ese narcisismo de la carencia que invoca al hedonismo y se proyecta en tu espejo en un afán de supervivencia. Pero antes, tengo que decirte lo mucho que deseo recorrer estas calles castigadas por el verano recién llegado y escuchar la brisa golpear contra los árboles en la ribera del Ebro, sentarme junto a tí en un banco y conversar sobre lo divino y lo terreno, contemplar edificios, observar cuadros, leer sobre el arte mudéjar y reir sobre historias.

Querida ausente (CXLVIII)

Querida ausente: Es evidente que en cada historia hay fragmentos invisibles que no están accesibles a nuestro alcance. El alma comprende más que el ego y lo redime. Vivir es una cuestión de persistencia, de paciencia y de amor propio. Entonces... ¿Hemos de interpretar la sombra de acuerdo a nuestro lenguaje, ponerle nombre propio a un caballero oscuro, cuando uno se comporta como su alter ego? ¿Restituir el código oculto de la tarde cuando sobre el estanque yace una mentira? No, depongamos por un instante las armas sobre el tablero. Somos, hemos sido y seremos verdad sin ambages, camino que comienza frente a la primera vez que caímos ante la arena que todo lo construye.

¿Recuerdas...?

¿Recuerdas...? ¿Recuerdas cuando saltábamos los muros de castillos olvidados y rescatábamos de una sombra la luz de la luna que yacía sobre el agua tranquila de un estanque? ¿Recuerdas cuando recorríamos calles antíguas y empedradas, observábamos los cipreses en la colina de enfrente y juntábamos piezas de puzzles desordenados? ¿Recuerdas cuando la vida era una aventura contínua, cuando el tiempo libre era un juego y nos dedicábamos a mover piezas de ajedrez hasta después de la medianoche? Entonces te traía un vaso de agua a la cama y tú, reina entre tus gatos, maullabas palabras de amor mientras yo saltaba por ventanas abiertas de fortalezas invisibles a diluirme como azucarillo en el café en la azabache y oscura noche. Granada era crónica de mi postración ante tí. Yo había aprendido a amar de esa manera, rogando y haciendo la reverencia. Sin embargo, te amaba y me agarraba a un clavo ardiendo.

Querida ausente (CXLVII)

(...) Si los cielos iluminan  trasluces de paraíso,  islas de color de edén,  es que en las horas sin luz,  sin suelo, hemos anhelado  la tierra más inocente  y jardín para los dos. (...) Ya está la ventana abierta... Pedro Salinas  Razón de amor Querida ausente: En esta fase en la que casi todo lo que sucede es aproximadamente nuevo o aproximadamente extraño, no me paro mucho a pensar en el tiempo que vendrá sino que me limito a vivir cada día como si fuera el último. He recorrido mares, desiertos y ríos, calles ensangrentadas de luz callada, pero siempre he vuelto a esta prisión del deseo cotidiana y conocida, en la que la que repasar la fantasía que se compone tras el indicio de una palabra o de un gesto tuyo. Pero no se trata únicamente de una fantasía, de una ensoñación, se trata de un sentimiento elaborado, en el que anhelarte se vuelve un oficio antíguo y esperarte, lo acostumbrado. Pero sé que no vendrás hoy ni mañana ni quizás pasado. Sé que hay

Si nos condenan al ostracismo

Si nos condenan al ostracismo, si intentan acaso silenciar nuestra voz, no cederemos porque cuando la palabra es dada, poco pueden hacer los politburos que se van organizando y que en pos de lo democrático, y lo participativo establecen los reinos de Taifas característicos de nuestra España de ascensor y escalera con barandilla y ventanales amplios. Pero no desesperemos, sigamos proponiendo el avance necesario. Pensadores y Poetas abrazan la idea, y redactan el pacto. Entraremos a la trinchera de las ideas y de los versos y buscaremos la mejora de nuestro pequeño mundo casi organizado. Vivir es una cuestión de resistencia y vivir en sociedad es un deber de todos pero no es más tirano el que propone una canción que el que la quita. No lloverá siempre a gusto de todos. El bien común no es la hipnosis colectiva pero debe servir para que la gente se sienta un poco más feliz.

Querida ausente (CXLVI)

Querida ausente: Cada vez que rastreo el eco de tu voz doy de bruces frente a un abismo de silencio e incomprensión, mas no desespero porque parto de la impresión fotográfica que construyeron tus ojos al mirarme y que guardo como el mejor de los versos en mi corazón guardado. Quisiera viajar contigo, dedicarme a recorrer ciudades que nos gusten, y en el atardecer ante el remanso de un lago, llámese río, descifrar junto a tí la palabra que tu voz, ahora sí mayúscula, transforma los signos de puntuación en notas musicales. Celebraremos la alegría de sabernos y que el buen Eros ha tenido a bien en lanzarnos sus flechas puntiagudas bajo la atenta mirada de Afrodita. ¡Más no sufras por Ifigenia, me convertiré en Aquiles y e intentaré que no sea sacrificada!

Querida ausente (CXLV)

Querida ausente: Tan sólo tu luz hace que brille la sombra y tu lápiz no escribe los versos que yo desearía leer, ¡ah, se me olvidaba! Escribes con pluma en el tintero, tras las cortinas custodiadas, y yo llego a amar ese telón de acero, que tantas veces he soñado saltar, aunque ahora vivas en un tercero. Por tí, el amor no se explica. Es un tardío remedio, tras el desierto entre los siglos, y gracias a todo lo que no dices, estos poemas buscan la senda de la estética y de la hermosura, y alejarse de la levedad y la escasa hondura. ¡Querida ausente, que resuenen las campanas de todas las torres! Te he enviado el poema nº 145 envuelto en un sobre, pero en esta época, se envían correos electrónicos.

Querida ausente (CXLIII)

Querida ausente: Y de tu diáfano recuerdo, sólo cabe una sonrisa. A la salida del trabajo, he rescatado la imagen que esperaba tras el silencio del arroyo seco y macilento. Tras los lentos árboles, sonoros tranvías, recorren la urbe y pasajeros revisten la geografía de provincias, con su anticuado esplendor. Parece que este lugar hubiera detenido los relojes, y por si fuera una idea prestada, los hubiera arrinconado en armarios caducos. Y de tu diáfano recuerdo, sólo cabe una sonrisa, y hay un jardín que invita al descanso y un banco vacío que lleva nuestro nombre, y una tarde de pesquisas, de axiomas que mutan y de tibias palabras, donde el susurro es algo más que un fragmento de una armonía, donde lo que no se dice, lo innombrable es lo más importante. Te esperaré allá donde la noche sea un laberinto resuelto, y en tu mirada me miraré, una vez más, y caminaré por tus senderos con tu consentimiento, caminante con antorcha y admirador de l

Querida ausente (CXLII)

Querida ausente: En este trayecto diario, en el que te nombro desde pabellones alejados a los tuyos, el mismo palacio resplandece tras la sombra que perece tras el estanque. He imaginado que he visto renacer esa alegría en tus ojos tras el rastro que invoca un largo y tenebroso paréntesis. En esa ensoñación, te he visto junto a mí, en un baile con trajes antíguos y he sacado del baúl el más arcaico de todos mis sueños saliendo contigo a pasear por las glorietas y por jardines nocturnos, donde la música sólo habla palabras de amor.

Incomprensiones

El actor protagonista no quiso serlo en un inicio, pero lo hizo y por supuesto el público congregado para la ocasión no quiso participar, pero eso ya daba igual y siguió el libretto establecido, cumplió el guión y acabó su cometido. Tras el eco de las voces discrepantes, un mensaje no demasiado ecuménico, pero la gente reacciona, empieza a despertar, no por el acto que acaba de representar sin haberlo previamente concebido sino porque ellos y ellas como grupo organizado ya hacían cosas y se mostraban activos en sus respectivas parcelas de trabajo. El actor protagonista se pasó a un plano secundario, y siguió librando cruentas batallas contra la desigualdad, la pobreza, y la injusticia desde el anonimato.

Querida ausente (CXLI)

Querida ausente : En la tarde de mi cumpleaños, no me falta nada pero hay muchas personas que no están cerca y a las que amo y entre ellas... estás tú. Hoy mi celebración será una austera cena para uno solo, unas partidas de ajedrez en el locutorio y el poderte escribir poemas y algún pequeño obsequio autoobsequiado. Desde Zaragoza con amor, comenzará alguna de las pequeñas epístolas que invocan a la poesía, a los ríos, a los árboles, y a un sol clemente. Recibe el abrazo de flores que asimismo me otorgo, el beso que propone el sabor postergado y que tiene en la palabra hoy todo su cromatismo.

Querida ausente (CXL)

Querida ausente: Hoy en la víspera de mi cumpleaños, te recuerdo con más intensidad si cabe que en días anteriores. Quisiera celebrarlo contigo en su justa medida, sin muchos fuegos artificiales, sin muchas guirnaldas, pero en nuestro gris y semioscuro paraíso, verdes prados, árboles de muchos colores, y ríos de diverso cromatismo, varios puentes, y una barca donde Baco celebra su fiesta y el vino está presente como rutina constante. ¡Celebremos tu presencia, oh, maravilla, inteligencia, belleza, elegancia y armonía! ¡Acompáñame hasta el ocaso y más allá del último rayo de sol que abre la puerta a la noche musical y resplandeciente! ¡Seamos, el uno del otro sin duda, sin medias palabras, sin trampa ni cartón!

Querida ausente (CXXXIX)

Querida ausente: Todo lo escrito hasta la fecha, tiene vigencia. Algunos poemas son mejores que otros, y sin duda, recordaré la emoción que hay detrás de cada verso. Pero al releerlos, corro el riesgo de mirarme estrepitosamente al ombligo, aunque no creas, soy crítico salvaje de los primeros. Pero para retrotraerse en la cronología, habría que decir que los primeros los escribí de niño. Así, que... ¡esos son mis mejores versos!

¿Qué es París o Dublín para tí, Dragana?

¿Qué es París o Dublín para tí, Dragana? ¿Qué es una ciudad si no hay verdadero amor? Pero creo que no todo estriba en si existe un verdadero amor es que el fuego se apagó, el volcán se enfrió y prefieres invertir tu tiempo, tu dinero en algo duradero. En fin, querida amiga, ¿qué le vamos a hacer? Fueron unos días hermosos. Hasta la vista.

¿Quién es ese tío que se las da de sabio?

¿Quién es ese tío que se las da de sabio? ¿Qué educación tiene, quién fué su maestro? ¿Trabaja en algo? ¿Tiene el título homologado por el estado? Con su acento repelente, y su pedantería, ¿qué mente calenturienta no podría por menos denunciar a semejante mequetrefe, ante el tribunal de la santa enmienda? Disculpe su señoría, perdone que me ría, hasta la Virgen del Pilar va de romería, porque ¡qué barbaridad! Usted no sabe, quién fué mi abuelo, quién fué mi tío, qué estatua de cacique no hay en mi pueblo, ¡qué osadía, qué contubernio, qué dirá el Santo Padre!

Querida ausente (CXXXVIII)

Querida ausente: Quizás alguna vez hayas echado en falta la privacidad de nuestro amor publicado en verso y al mundo, pero es que el canto no es sino un inicio, un paréntesis que se abre y que invoca a la hondura, espero que no te incomode y si así fuera, ¡lo sentiría mucho! Algo sí he aprendido en este tiempo, ¡no se ha de pedir perdón por sentir de esta o cualquier otra manera pero un mensaje repetitivo puede resultar algo enojoso! ¿Enojoso? Bueno, desde mi perspectiva es la construcción del fichero de tu ausencia que tiene una revisión diaria y al que acudo como evasión, cántico y pórtico, como espejo, estado de ánimo, esperanza, descripción de un tierno y dulce beso de amor de todos los infinitos besos que aún no te he dado pero es que están en proyecto y sólo queda el visto bueno de tus ojos . Es la crónica humilde del viandante solitario que te recuerda sin usar el relicario, tras los cristales de un autobús, o cuando pasea por las cal

Querida ausente (CXXXVII)

Querida ausente: Hoy disfruté de lo lindo paseando por mi tercera casa : comprando caramelos de violetas, y chocolate artesano, sabores de mi infancia. Escuchando el espectáculo callejero de un mago, ventrilocuo, clown, porteño y este hermano argentino me hizo reir durante un rato. Más tarde, el puente romano me esperaba y uno puesta de sol anónima y popular me reconcilió con el agua y con los árboles de la ribera. Ojalá vinieras a este lugar donde se respira la paz y la profunda calma.

Querida ausente (CXXXVI)

Querida ausente: Ningún tiempo es perdido si se trata de recordarte. Asimismo, ningún tiempo es perdido si construye un verso de amor que regalarte. Por ello, me empeño y me afano en honrarte a distancia, en subirte a los pedestales y a venerarte en altares donde la tarde es sacerdotisa ejemplar y, por si fuera poco, no habrá público y eso es mejor, porque yo te alabo siguiendo la secreta religión errante de los que no descansan hasta ver sus sueños cumplidos. Mas no te preocupes, sabré valorarte como te mereces, y no habrá versos sin significado, huecos como las cañas que hay junto al río. Habrá hondura, pero pocas promesas y mucho esfuerzo y sacrificio, serás la luz de cada día, y la sombra, y la luna sobre montes desatendidos.

Querida ausente (CXXXV)

Querida ausente: La tarde lucía primaveral y la calle Alfonso I estaba pletórica ante tan regio nombre. La Plaza Paraíso recordaba a su nombre y a las flores en los bulevares hablaban de historias de viandantes que solos o acompañados emprendían su travesía por calles más o menos demandadas. Sobre el tablero, algunas piezas colocadas y en el reloj la hora de acordarme de tí, en esta ciudad que recuerda a otro tiempo, donde las gentes caminan lentamente, aman, y se regocijan ante la sombra de los tilos, o en los pabellones del museo de ciencias naturales. Tras las calles, la crónica de un solitario como yo, un compañero que viene huyendo como un fugitivo de Madrid, con sus historias de padre separado con hijos ya adolescentes desde la gran ciudad inolvidable . La vida continúa y yo sigo la senda, alabando, alabándote, desde la distancia que no alcanzo, desde el verso que acabo de terminar.