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Mostrando entradas de agosto, 2016

Donde el corazón nos lleve, Amour

Como equipaje una libreta y un lápiz para apuntar, como billete el corazón para comenzar el viaje, como sustento la razón para no desesperar, para seguir adelante a pesar de las adversidades, para apreciar lo bello que hay en el presente. Recordar, que es una palabra hermosa, pues significa volver a pasar por el corazón, los grandes momentos vividos y que nos sirvan de cobijo para los tiempos oscuros y aciagos de andamiaje y aprendizaje constantes. En un oasis del desierto urbano donde me encuentro tras alguna conversación nocturna agradable, me siento a escribir este poema sobre la ciudad, la noche, y el sentimiento. Donde el corazón nos lleve, amour, y no hay que probar la autenticidad de este sentimiento, ni la profundidad pues ya hablan por sí mismas, ya se mueven por sí solas, son entes autónomos e independientes.

Amor al descubierto

A pesar de los tratados de buenas costumbres de la ciudad y corte, de asepsia, y equidistancias varias, de disimulo, sabes que mi amor no se enmascara ni se esconde, es un amor al descubierto con todas sus consecuencias. Pero claro, no pretendo que tú me correspondas de la misma forma, basándome en los hechos, y porque nadie ama de la misma manera. Quizás el río más silencioso, sea el más hondo y por el que sus aguas fluyan de manera más certera.

Poema a la alegría

Alegría, no has de ser convocada para que la fiesta de la tarde esté llena de felicidad. Porque todo fluye y todo viene por sí solo. Nada ha de ser forzado porque ni uno ríe, ni uno juega, cuando es obligado. A veces, cuando está ausente como las personas a las que amamos, entonces tampoco ha de ser convocada, porque la fiesta de la tarde nos ofrece el escenario de una ciudad nueva por descubrir.

Querida ausente (ix)

Aunque tú no lo sepas te inventaba conmigo, hicimos mil proyectos, paseamos por todas las ciudades que te gustan, recordamos canciones, elegimos renuncias, aprendiendo los dos a convivir entre la realidad y el pensamiento. (...) Aunque tú no lo sepas, Luis García Montero Querida ausente: No hablemos del pasado. Los proyectos que quedaron en el tintero, permanecerán ahí, inmóviles. No repasemos el álbum de lo no vivido, la crónica de tu ausencia puede no tener bastante justificación pero para mí es bastante con ir a la estantería del sentimiento y sacar de allí un nuevo fascículo, un nuevo poemario ilustrado dedicado a ti. El mejor de los tiempos siempre está por llegar, pero dejemos atrás la filosofía barata que encierra esto. Es cierto, sigo tu estela. Digamos que te espero en el rincón de la memoria que habito y del que salgo de vez en cuando porque lo contrario sería decir que vivo enjaulado en una habitación decorada con papel en el que s

Querida ausente (viii)

Querida ausente: En este domingo sin súplicas y con intenciones evidentes, vengo a escribirte unos versos que hablan del cálido presente. Eres para mí, amor sin impureza, agua fresca en la mañana de primavera que brota del manantial acostumbrado. Eres para mí, fruta de la pasión sin frontera. Lo que ocurre es que yo tengo clara mi perspectiva de ti. Pero, ¿qué soy yo para ti? Esto no lo sé, pero de veras me tranquiliza la idea de que soy honesto en mis sentimientos, de que no dudo ni un segundo en contártelo y, que si tú me llamaras, no dudaría en acudir a tu encuentro, a restituir la dignidad de la tarde en jardines no ficticios, con la caricia mútua de mi mano sobre la tuya.

Mientras dure la noche

Mientras dure la noche en España, resistiremos la lógica implícita de siglos de vasallaje y feudalismo, de hipocresía, alto latrocinio, el hedor del estanque podrido, del jardín macilento. Tras casi ocho décadas de dictadura de facto y velada, el pueblo adormecido no rechista porque parece acostumbrado a una serie de automatismos básicos de la supervivencia. Habituados al desierto, prefieren como alimento el látigo, la espada, el relicario, el pan y el circo. Llegará el alba, y quizás nos encuentre lejos. Entonces sonreiremos y una lágrima de emoción se convertiría en río, al ver que al fin se hizo justicia en nuestra diezmada tierra.

Querida ausente (vii)

Si quieres viajar hacia las estrellas, no busques compañía. Heinrich Heine Querida ausente : En esta noche cálida del verano, cualquier pretexto da pié al pasear por las calles del centro y escribir unos versos sobre esta soledad sonora y luminosa. Hay una perspectiva que me encanta y es esa de un edificio en la Gran Vía con un letrero de schweppes, luminoso y multicolor, que abre la continuación de dicha calle y otra más, siendo una mayor en tamaño que la otra. Y entre librerías, bares abiertos hasta altas horas, muchedumbres ingentes, turistas y viajeros, uno se siente habitante del mundo, dispuesto a abrir su mente en la Babel de un millón de rincones. Te escribo esta postal de verano desde este lugar a mitad entre la crónica y el dulce recuerdo.

Querida ausente (vi)

De nada sirve, escaparse de uno mismo. Moris, cantante argentino. Querida ausente: En esta tarde de viernes, en el que el barrio me recibe con su abrazo cálido, y la soledad se aletarga y se agarra al pecho, me encuentro conmigo mismo, con mi presencia habitual e insustituible, con mi bien amado ser y, fruto de algunas carencias y de una resistencia frente a la indiferencia y al olvido, me pongo a escribirte. Las conversaciones con los niños, se quedan como un eco lejano que se agota como la llama de una vela que dejase de prender. Querida ausente, te busco incansablemente, por avenidas del verso apenas transitadas, con los pies cansados del caminante solitario que se niega a perecer frente a la imposición de los dioses, que tal vez no existan. ¿Qué hacer frente a la letra que se acumula? ¿Qué hacer frente a la lágrima que recorre la mejilla como un río fehaciente? Pues escribir, pues llorar y dedicarle estrofas a la construcción inagot

Querida ausente (v)

Querida ausente: Septiembre se acerca pero todavía queda verano. Los racimos de uva serán arrancados de las parras, y en la culminación de la vendimia se fabricará el vino generoso. Como barcas que siguen el curso de ríos limítrofes con la estación de las hojas secas esparcidas por el suelo del bosque urbano, los días se suceden con el pulso intermitente del viento contra sus ramas, y la ciudad se pregunta por qué todo sucede tan deprisa, porque en julio hay árboles desnudos y otoño anticipado. Será una madurez prematura, será que la vegetación se contagia del estrés generalizado, de un pueblo de la Mancha cosmopolita, de una suerte de gigante desquiciado. Después de esta introducción al tiempo venidero, recurro al recurso del tema amoroso, ¿necesario? Pues el amor siempre lo es. Es el alimento del alma que nos proyecta, como un cohete, hacia el futuro. Nace en nosotros mismos, y desde nuestra fábrica de circunstancias, se produce en canti

Hay que concederle escaso crédito

Hay que concederle escaso crédito a los aduladores, a los resentidos, a los resabiados, a los que empequeñecen cualquiera de nuestros actos pues no son nuestros amigos.

Reconstruiremos el puente

Reconstruiremos el puente que el vendaval derribó y que junta las dos orillas del río que fluye por nuestra ciudad. Nos sentaremos en la ribera y veremos pasar la tarde con aire festivo celebrando lo que haya de venir.

Querida ausente (iv)

Querida ausente: No creas que soy ajeno, al anillo que llevas en tu dedo, y que cuando la cámara te enfoca en primer plano, sueles mostrarlo como mecanismo defensivo. Mas no te juzgo y sobre este asunto te diré, que me parece una simple circunstancia. Tampoco soy ajeno al calendario. A las fechas concretas. Pero elevo mi mirada más allá de la simbología de un anillo, de una fecha y te escribo, querida ausente, con el corazón que palpita más que nunca al deletrear tu nombre, sin más promesa que la sintaxis de un verso, sin más respuesta, que el silencio que apacigua el alma. Y así me siento. Convenientemente distante, ausente, algo esperanzado en la dinámica que fulge del presente. Refugiándome en tu recuerdo como sustento y asumiendo que la vivencia me enseñó grandes temas propios de la escuela de la vida. Dibujando tu rostro con palabras imprecisas, desmontando mentiras, fabricando verdades. ¿Una verdad fabricada no tiene algo de fal

Las flores de los días

Las flores de los días La flor, que anoche, crecía acariciada por la luz esmeralda de la luna, aguarda en mi mano para serte entregada. Las flores, que anoche crecían, moviéndose al son de un vals a deshoras, descansan en mis manos para serte entregadas. Son las flores de los días, fragmentos del tiempo que huye, que se va para no volver, sobre las que no se debe hacer ningún estudio historicista porque no existe una tendencia clara en su cronología. Die Blumen des Tages sind eine tägliche Tribute für dich, und sie sind gut bekannten als die Sonne im Frühling oder der Regnet im Herbst. Die Blumen des Tages können nicht ihre Weg stoppen weil sie sind wie Vögel fliegen endlos.

Entonces volveré a mirarte

"(...) Entonces volveré a mirarte sorprendido, escuchando como otrora el dulce canto, las voces, los acordes del laúd, y más allá del arroyo la azucena dorada exhalará hacia nosotros su fragancia." La despedida, Hölderlin Entonces volveré a mirarte,  y continuaré ese ejercicio tranquilo y pausado  deshojando los pétalos de la tarde. El silencio nos envolverá  con su manto de ternura  y seremos libres para callar, como ya lo somos,  todo lo que no se puede expresar, con palabras.  Hay gorriones que aguardan  en la rama de un sauce.  Hay un viento que es ajeno.  Hay calles solitarias  que presentan la crónica  de ciudades deshabitadas. Entonces volveré a mirarte con el destello  en los ojos de constelaciones  en la noche de verano. 

Un poema al atardecer

El perro ladra a mi paso cerca de la cancela de hierro de la casa y yo voy a buscar la bicicleta debajo del árbol a la salida del trabajo. Vengo rumiando tu nombre y el viento cálido de la autovía me acaricia con su excesiva temperatura. Bajo por calles llenas de edificios de oficinas, y gentes salen de los mismos, cargadas de expectativas, con sus agendas repletas de asuntos tan importantes Este atardecer contiene una ciudad. Esta ciudad contiene muchos atardeceres. Si tu atardecer y el mío se acercan, formaremos un atardecer compartido, construiremos el tiempo tranquilo que justo sucede ahora. Si tu atardecer y el mío se separan, formaremos un atardecer disjunto, una espera indescriptible, un compás que se alarga pero que tiene sus plazos, como todo en esta vida.

Wise is the silence

Wise is the silence, then I'm not wise because all this noise is just a narrow river. Silence is the deepest, the clearest speech. It's not necessary speak with words when one goes onto that pond. It's gold when we can calm our mind and life is then an easy road. It's gold when we don't reject it, when it can't hurt us, when we use it as a language. Why are we afraid of silence? Silence seems to be a different thing than it really is. It's more than a proverb, it's more than a cheap point of view, it's more than two islands too far from each other which can be connected with it.

Querida ausente (iii)

Querida ausente: En esta trinchera de domingo de Agosto, en la que me refugio contra la incertidumbre, reflexiono seriamente sobre el hecho de mostrarte mis asuntos con tanta profundidad en el detalle, con una frecuencia casi diaria. A veces intenté no utilizar la epístola cotidiana, dedicarme a construir historias nuevas pero algo me dice que eres para mí la persona que invoca el motivo recurrente, que no caduca. A veces intenté no hablar siempre de mí, y, en tal caso, parecer una especie de personaje vanidoso y engreído, una suerte de emperador sin trono, que anduviera por las calles en calzoncillos pensando en que su vestido era el más hermoso. Pero ya es tarde. Porque nunca creí en el fondo en la línea argumental de los hipotéticos sastres del cuento y porque encaré como ahora lo hago, con actitud estoica, el devenir del tiempo. Ya es tarde porque me extendí en exceso. Es tarde para explicar este bello conjunto de errores en forma de

Querida ausente (ii)

Querida ausente : En tu recuerdo, deposito la tibia esperanza de que la vida nos propondrá instantes el uno junto al otro. La vida avanza con su ritmo implacable. En su maquinaria pesada que puede calcularse en toneladas, como las propias de los vagones de un ferrocarril antíguo, nos trae la historia del pasado en cada uno de sus compartimentos, habilitados para los incansables viajeros. Llegados a la ciudad, ésta activa el mecanismo cotidiano y cuando paseamos por los lugares que alguna vez compartimos juntos un aire frío nos encoge el alma. Es entonces cuando cualquier indicio me devuelve algo de ti: un letrero de una tienda, el recorte de un diario, una combinación de números vista de soslayo, un nombre en una novela, la luna llena sobre avenidas acostumbradas a nuestra presencia.

En tus ojos veo escrito

En tus ojos veo escrito una tristeza antígua, un llanto postergado. Por la historia de amor que juntos hemos fabricado durante años y que las nieves del tiempo vinieron a cubrir ligeramente. ¿Acaso el hechizo de la varita de un mago contrariado? ¿Las posibles estrategias del olvido? Pero la primavera hace florecer los prados tras el largo invierno y los árboles se llenan de hojas de nuevo. ¿Cómo ser ajeno a ti totalmente? No es posible dejar de examinar tu rostro como antaño, intentar acariciar tus mejillas, Mirarme en tu océano azul de distancia y tierno acero reprobador.

Querida ausente

Querida ausente: En este tiempo en el que más que recordarte, te invento con palabras, he llegado a la conclusión de que la realidad no nos trae nada nuevo. Y en ese nosotros existente en el deseo y en los versos, el verbo amar se puede conjugar en el presente simple de indicativo, pero en la mayoría de las ocasiones, nos viene un futuro simple, un presente de subjuntivo o un condicional. En nuestra gramática diaria que sigue la lógica mundana e inexacta de la hacedora de historias, del hacedor de estrofas, no sólo me enfoco en esa primera persona del singular que anhela, sino en la voluntad de la primera persona del plural que avanza. Querida ausente: Ya sé que tu vida es un laberinto casi cerrado, un sube y baja de colinas, un paraíso casi acotado. En tu ausencia, yo te reservo esta parte de mi mundo, ese fragmento de realidad que supongo que no te es extraño.

mitología de andar por casa

Un Eros cotidiano llamaba por teléfono a Afrodita, pero saltaba el contestador automático mientras Hermes hacía horas extras en la empresa de mensajería urgente de envío de cartas, envíos y rápidas misivas en la que trabajaba en un polígono a las afueras de la ciudad. Afrodita, en su templo, como salida de la espuma, desgranaba el racimo de las horas, y el tiempo era entonces liviano. En eso que Hermes llamó al timbre y en el salón se escuchó un alboroto. Afrodita fué hasta el recibidor y abrió la puerta. Le fué entregada una carta que contenía un poema de amor, y era firmada con el nombre de un tal Eros al que ella conocía.

Un penúltimo beso

Siempre habrá un penúltimo beso que te aguarda. Siempre habrá un primer beso que te espera. Lo no comenzado no tiene fin porque tampoco tuvo un inicio. Entonces siempre habrá un penúltimo beso que te aguarda y un primer beso que te espera. Y cuando decididos volvemos a los lugares donde amamos, alguna vez, intensamente la vida, nada será definitivo, nada será accesorio, todo estará por ser escrito. Siempre habrá un penúltimo beso que te aguarda. Siempre habrá un primer beso que te espera. Es posible que tu siempre no signifique lo mismo que mi siempre pero convenimos en que siempre significa algo.

Definiciones

¡Qué atrevido uno ha de ser para dar definiciones de cosas, de profesiones, del color de las rosas! ¡Como si todo fuera tan sencillo! Pero comencemos: Una escritora es una artesana de palabras y que construye con ellas historias. Un escritor es un artesano de palabras y que construye con ellas historias. Un avión es un sistema mecánico que funciona por propulsión. Un avión es un objeto que vuela puede tener la forma de un pájaro puede tener la apariencia de un hermoso artefacto de papel o cartón. Una flauta es un instrumento de música. Una flauta es un trozo de madera con orificios en los que se pulsa con el dedo y forman las notas musicales como si fuera un ejército que invadiera el aire y cuyas melodías fueran un bálsamo para ciudades heridas y olvidadas. Un libro es un tomo encuadernado en el que se pueden encontrar historias. Un libro es una fábrica de ideas, un billete a otro mundo, menos previsible, menos tangible. Un libro se utiliza en ocasio

No soy quien para juzgarte

Nessuno mi può giudicare , Caterina Caselli No soy quien para juzgarte, ni para decirte qué hacer, faltaría más. Eres libre como el viento que sopla en mañanas cálidas de verano y mueve las rosas blancas del rosal del estío y no pretendo confrontar tu independencia. Por extensión, nadie es quien para juzgarte, porque sólo tú sabes cómo te has sentido, porque tú eres la dueña de tu alma, tuyo el presente, el pasado y el futuro. No soy quien para juzgarte, y si alguna vez lo hice secretamente, quizás fuera pura frustración o impotencia, o por no tener lo que deseaba con tanta firmeza. Probaré por dedicarme por completo a alabarte en todas las formas en que te pienso.

Piscinas

Excusatio non petita, accusatio manifesta Proverbio latino. Voy caminando cuesta abajo por una avenida pestilente donde el alquitrán y el aceite de los motores cobran protagonismo y en la cual hay un descampado baldío y descuidado, cuando veo una furgoneta con un logotipo que pone: "Piscinas Sánchez. Socorristas y mantenimiento." Entonces fluye dentro de mí una corriente marina que me hace revivir todo aquel tiempo nuestro. En ese instante, recuerdo a mi hermano, a mis hermanos. No de sangre, pero sí de sentimiento y comprendo su ira, y comprendo su llanto, y comprendo el peligro que pude haber ocasionado, y comprendo la difamación, y comprendo la presión hacia mi persona. Por eso, me disculpo, por eso disculpo, y ya libre de todo sentimiento negativo, de todo odio subyacente, me pongo a recordarte en las tardes cuando cocino y tarareo canciones antíguas a falta de una radio para completar mi pequeño universo ya de por

Glosario de domingo

"El mundo es como un carro de heno y cada uno coge lo que puede" Proverbio flamenco Este domingo amaneció soleado y caluroso. Pensé en escribirte un beso, medité seriamente en besarte un poema, y me puse a ello con el afán del que todo lo puede si de veras lo desea. Aunque, por supuesto, habrá que contar con tu aprobación. Condición indispensable para el envío del mensaje. Hoy en la mañana, deambulé por el barrio, por calles semidesérticas, observé la quietud de los parques, la monolítica calma de los edificios de ladrillo y metal cubiertos. La suciedad de los jardines donde los habitantes de la ciudad vuelcan sus desperdicios sin ningún pudor. El día es largo y lo dedicaré a cultivar mi pequeña parcela con honradez y sin dar demasiadas explicaciones. Pero resulta que hoy me dio por escribirte un beso, besarte un poema, invocar a todo lo que de ti hay en mí, todavía. ¿Cómo sería la ciudad si estuvieras presente? El presente es ausencia

Supongo que esta soledad

Supongo que esta soledad me sirve para aprenderme más todavía. Me sirve para recordarte más todavía. En esa circunstancia, me pregunto si tú también me recuerdas con la intensidad con que yo lo hago. Supongo que en la balanza de los afectos, la nada no se compensa con el todo. Parece que está desnivelada. Supongo que esta soledad me invita a quererme más todavía, a situarte en el fotograma en un plano secundario, aunque tenga tu imagen grabada en plano secuencia vistiendo la mejor de tus sonrisas. Supongo que esta soledad es menos soledad al saber que el silencio no es el punto y final sino el punto y seguido.

No todo será poesía

Si alguna vez vienes y nos acompañamos en el camino diario; como cabe esperar, no todo será poesía pero crearemos pequeñas muestras de arte cotidiano. Cada fragmento nos propondrá una percepción. Una fragancia, un paisaje, un sabor, un color, una imagen fabricada sin clasificar todavía por nuestra mente. Le compondremos odas a la tarde, arreglaremos horas para el día, visitaremos el taller del relojero para aprender a diseñar las manecillas para el consecuente tic-tac. Si alguna vez vienes y tu regreso no tiene condiciones ni pactos complejos, tratándose de un simple viaje de ida, no sólo habrá poesía, no sólo habrá hermosas promesas, porque la realidad ya en sí misma dispone el rumbo.

Oda al futuro

El futuro es lo intangible, el secreto del tiempo que no nos has sido confiado y que no está a nuestro alcance, pero en el que se deposita una moderada esperanza. Viviremos. Lucharemos por siempre. Compartiremos el fruto cotidiano juntos, separados, cercanos, distantes, felices, tristes, encendidos, apagados, hasta que nuestra valentía no tenga límite, hasta que nuestra cobardía quede al margen de este viaje urdido contra la apatia, contra la desidia y el olvido. Habitantes de países invisibles que caben en una caricia, en una nota escrita y enviada en un sobre, en el caminar solitario de un viandante por calles adormecidas en el estático Madrid de Agosto donde se pueden encontrar un papel en el suelo, una reja que custodia una ventana, el resplandor del faro de una bicicleta, un señor que temeroso cierra tras de sí una cancela. Y es que el tiempo huye, los lugares se resisten a cambiar, pero el amor no escapa. Es como una ciénaga en el que uno vive narc

lecciones de amor

Para el que se atreve a amar, la vida propone lecciones de amor y hay personas que nos lo enseñan en cada palabra que dicen, en cada gesto que hacen, en cada mirada, en cada silencio, en cada renuncia, en cada huída, en cada despedida. Pero no es todo sencillo para los y las que se atreven a amar pues a veces el amor se convierte en un camino de espinas, un monte de contínuos obstáculos que hay que salvar para intentar acercarnos a lo que nos importa. A veces, somos egoístas intentando imponer nuestras necesidades, nuestras primeras premisas, sin mirar las del ser amado y, otras veces, ya es tarde para corregir o reformar. Entonces hay que observar con delicadeza qué ocurre pero el ego, ese inquilino impertinente, nos impide apartarnos a un lado y esperar a que todo fluya. Arduas, intensas, pero necesarias lecciones de amor.

Fabricaremos odas a Orfeo y Eurídice

Aunque la vida presente sus argumentos, y (nosotros-nosotras) como nombre colectivo añadamos los nuestros agotando la penúltima instancia, desafiando los puestos de control, la sincronía de los relojes, los toques de queda. Aunque la vida, proponga la melodía, la letra de la canción, (nosotros-nosotras) como nombre colectivo, elegiremos la forma de movernos, el baile que llevamos a cabo, el paso no aprendido en ninguna escuela de danza. Aunque la vida se agote, siempre habrá tiempo para el amor, y (nosotros-nosotras) como nombre colectivo, fabricaremos tiernas odas a Orfeo y Eurídice.

La canción de las Mujeres solas

Mujeres que, por circunstancias vitales, se encuentran solas. Escritores (hombres) que cuentan historias sobre ellas como si conocieran cada rincón de su alma y lo describen como si fuese el mapa de una ciudad, sin la delicadeza de atender al sentimiento, a los sentimientos que albergan sus días. Cuando en la habitación, la luz irisada del atardecer envuelve a Teresa, y tras las cortinas ella se asoma, discretamente, a observar el devenir de las horas tras su soledad elegida, que no tiene que ver con la ausencia del amor, o con la tormenta, que como paréntesis, suscita una pasión antígua desordenada e incompleta, la calle y el barrio presentan sus preguntas y a ella le sobran las respuestas. Es libre y al hombre común eso le da miedo porque no tiene frenos ni le hacen falta. Dice lo que piensa, y están bien ordenadas sus ideas, en todos los contextos, bajo cualquier pretexto, sintáctica y semánticamente. La canción de las Mujeres solas, como Maria

El andamio ya sobra

Gramsci : Instrúyanse, porque necesitamos toda su inteligencia. Agítense, porque tendremos necesidad de todo su entusiasmo. Organícense, porque tendremos necesidad de toda su fuerza. El andamio ya sobra cuando la estructura está hecha. Por eso hay que retirarlo. La gente da su respuesta y uno debe tener la honradez de escucharla, sacar conclusiones, tomar medidas, no quedarse inmóvil frente a los posibles contratiempos. La gente no necesita que le hablen de los cuentos clásicos ni que les envíen propagandas culturales ni que les asedien con un autor de poesía. La gente no necesita que la instruyan, o que la eduquen, o que la formen. O quizás sí, pero no de esta manera. Con la terapia invasiva, se genera un rechazo. Parece como si la propuesta se convirtiera en orden, el decálogo de principios en un manual de instrucciones, un tutorial pero en nuestro mundo podemos obviar muchas cosas. Cuando leo algo que me choca, no lo tiro directamente a la basura. Pero cl

Cuando amaine la marea

Cuando amaine la marea, la orilla nos recibirá con espuma, arena, piedras y sal. Volveremos al muelle donde los barcos se amarran, y el puerto gris y dormido nos saludará con su austera palabra. Estas costas que han visto que la vida no cambia mucho, sólo lo justo, en este paisaje sencillo que muestra la arquitectura de un pueblo formada por la maraña de casas de pescadores, que se envuelve al paso de nuestro caminar y este aroma efímero a sal y yodo, que despide el lento partir de las flotas rumbo al interior del mar, tiene la estructura de una caricia, un pañuelo que se agita de un familiar en el muelle, un hasta la próxima, ojalá vuelvas pronto. ¿De qué nos preocupamos en una partida? Aquéllos a los que amamos y que nos aman no salen de nuestro mundo. Los que no nos aman ni nos amaron, nunca estuvieron. Por eso, el reencuentro sucederá cuando amaine la marea, cuando la luna seductora y el mar seducido relajen sus recíprocos hilos invisibles. Ll

La mujer que yo quiero

La mujer que yo quiero, no necesita  bañarse cada noche en agua bendita. Serrat. A la mujer que yo quiero,  no le pido nada, ni que purifique su alma, ni que limpie el suelo debajo de la alfombra,  ni que deshaga sus pactos con altezas infernales, ni que revise el código secreto  que subyace a un recuerdo.  A la mujer que yo quiero no le pido nada. No le pido que traiga la alegría, que sonría a la fuerza, que deshoje la flor del mediodía, bajo el manto  de una música de fiesta.  Porque ella es en sí misma, la precursora de un mundo inacabado y romo, que se construye  sin filos con la simetría que presenta un círculo.  La mujer que yo quiero  no necesita  mostrar  su pasado, ni desgranar su historia.  Ella es arte en movimiento, y su danza  no agota ni cansa, ligera como pluma de ave que compusiera  estrofas  más allá del viento. 

Noche de verano en la ciudad

Noche de verano en la ciudad. Las calles del centro repletas del gentío y el caminante que se reencuentra consigo mismo entre tanta multitud. Y entonces vuelve sobre mis pensamientos y regresa a tu recuerdo. Supone que no hay que adjudicarle plazos al amor pero algo le dice que te ha de querer mientras tenga aliento, aunque el discurso cotidiano contenga la retórica exigente de los tiempos complicados. De cada cueva oscura se acaba saliendo encontrando la luz. Noche de verano en la ciudad. Nostalgia de tí. Relojes que podrán esperar tu presencia.

Siendo justos

A Little Chromatic Waltz, Till Mertens Siendo justos, uno debe perdonar a todos aquéllos que lo ofendieron, a todos aquéllos que lo calumniaron, porque en algún momento, se sintieron ofendidos, se sintieron calumniados. En condiciones normales, uno no entiende qué motivos te llevaron a tomar la determinación de que la huída debía de llevarse a cabo contando esa versión edulcorada de los acontecimientos para construir la ventaja, ¿ese era el justo precio? ¿Ese era el coste del alejamiento? ¿Derribar los puentes y reservarte una vía de acceso en caso de desear el retorno? Ser coherentes, sí, pero por ambos lados. He sentido rabia, celos, y odio pero ahora sólo siento un sentimiento de ternura y de misericordia hacia ti, ¿por qué decapitaste al que había arriesgado todo? Bueno, visto lo visto, a los que le cuento esta historia, dicen que debería alejarme de ti definitivamente. Decir adiós a la ciudad que amé pero que me trajo dolor y tristeza. Este a

La otra butaca de la casa

La otra butaca de la casa no estaba en el salón, donde la dinastía alargaba su esplendor, en visitas de señoras perfumadas, y escenas gratas de escenificación mediocre, en la puesta escena de teatro familiar. La otra butaca de la casa se encontraba al atravesar el pasillo, los dormitorios, el cuarto de la plancha, el cuarto de estudio, en un cuarto al final donde había una televisión y una antígua empleada de hogar, que vivía allí como si el tiempo no pasara, como si los relojes se hubieran detenido, como si la arena del mar estuviera quieta ante el impulso del viento. La otra butaca de la casa servía de descanso para sus jornadas sin límite, para el amor que nos entregó, su amor austero sin adornos. Su grandeza era mayor que la de cualquiera de los que vivíamos allí. Era el motor que todo lo transformaba. La luz por la mañana encendida en el fluorescente de la cocina. Su pueblo de casas encaladas donde me llevaba de niño. El beso que me daba antes de

Hombres cobardes

Cuando reviso el baúl de mis odios está casi vacío, pero, de vez en cuando, encuentro un odio antíguo al que puedo clasificar por tamaño, por forma, o por fecha. De pronto, vienen a mi mente la frustración y la impotencia generadas por un conversación agria de mi madre con dos hombres cobardes, que se decían familiares, que ostentaban ese cargo. Mi madre era profesora de lengua y literatura española en un instituto privado de Granada. Los hombres eran médico e ingeniero, respectivamente. Discutían sobre un tema trivial pero en medio del acaloramiento propio de los que apenas saben conversar empezaron a atacar a la entendida con argumentos zafios. El tema era un simple subterfugio, una bola de goma que lanza la policía en una manifestación para cargar con fuerza. La acribillaron a balazos de goma. La literatura fantástica. Un género como otro cualquiera. La dinámica repulsiva de los hombres cobardes se siguió repitiendo en el tiempo. Auténticos expertos

Perhaps, mon amour

No os dejéis seducir: no hay retorno alguno. El día está a las puertas, hay ya viento nocturno: no vendrá otra mañana. No os dejéis engañar con que la vida es poco. Bebedla a grandes tragos porque no os bastará cuando hayáis de perderla. No os dejéis consolar. Vuestro tiempo no es mucho. El lodo, a los podridos. La vida es lo más grande: perderla es perder todo. Contra la seducción, Bertold Brecht Perhaps, mon amour, tal vez, nos veremos no en el lugar en el que nos dijimos hasta pronto sino en otro y, mientras tanto, no desperdiciaremos la vida lamentándonos por aquel tiempo de las cerezas que terminó. Cuatro estaciones tiene el año y yo quisiera vivirlas a tu lado de alguna forma, en el recuerdo, en la distancia, en la presencia intermitente, nítida, continuada, borrosa, porque en mí floreces, el viento trae el aroma de tu verano cálido, otoñece e invierna en la tonalidad del ocre y del hielo caliente. Perhaps, mon amour, la espera con

Poemas del locutorio

Cuando hablo con los hijos por teléfono y me cuentan su día es como si estuvieran al otro lado de la avenida y ésta fuera un océano intangible, un universo de luces tricolores, donde también se reúnen el mercurio y el sodio. Cuando no hablo contigo ni por teléfono ni siquiera una nota corta desde el lugar que habitas comprendo que nuestra historia está en el instante en que el péndulo de los relojes antíguos se detiene, y, congelada, como los mares del norte en invierno, inexistente como la carta que no entra en el buzón de correo, pero no desespero. Lo mejor siempre está por llegar y vendrá ese día, lo presiento, en que una mirada tuya, sea todo mi mundo, una caricia tuya sea el verso ejemplar, y en ese universo recíproco de tibias verdades, tu nombre sonoro y fulgente, será para mí armonía y belleza, paraíso intuído en una rosa puesta en la encimera.

Fotografías

una tarde nublada una playa una niña que no mira a la cámara un niño que otea el horizonte con un palo de madera a modo de bastón de pequeño jerarca un tobogán unos ojos que imploran un llanto inconcluso una sirena y un pirata que surcan el océano que asaltan los barcos de la razón y se esconden entre las olas cual criaturas salidas de las profundidades de un mar congelado ¡cómo echo de menos sus risas! ¡cómo echo de menos sus llantos! ¿qué palabra no dicha es necesario ahora expresar? fotografías del alma sentimiento vs. palabra es tiempo de hablar

Cuando no tengo mucho que decirte

Cuando no tengo mucho que decirte se me ocurre hablarte con silencio, ese lenguaje que todo lo simboliza con una pausa, con un signo de puntuación escogido para el caso. Cuando no tengo mucho que decirte se me ocurren palabras amables, preguntas comunes sobre lo cotidiano. Cuando no tengo mucho que decirte escribo poemas, te invento en todos tus posibles estados de ánimo y te extraño aunque apenas des señales de vida y tu recuerdo se resista a amarillear como una fotografía antígua.