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Mostrando entradas de julio, 2016

Contradicciones del amor.

Plaisir d'amour ne dure qu'un moment, Chagrin d'amour dure toute la vie. Jean-Pierre Claris de FLORIAN    El amor es un lenguaje ilógico. No entiende de complicados silogismos, de grandes proposiciones, de teoremas ni corolarios cumplidos a rajatabla. Por eso, cuando uno construye frases con carácter duradero, éstas suenan en los versos ridículas porque todo cambia, todo fluye, porque la vida no se escribe con letras eternas. Todo es temporal, nada es para siempre y uno se acostumbra a la vulnerable existencia sin modular la alegría de las horas, dejándose llevar, sabiendo que la marea es gobernada por la Luna, que la lluvia es vapor de agua que choca contra las montañas y qué poco podemos hacer frente a las gotas que caen libres sobre el asfalto y crean pequeños estanques urbanos, a cada paso. El viaje aunque se alarga, nos parece breve. El viaje aunque se acorte, nos parece largo. El camino que no se dice, no deja de ser camino.

Canción de domingo. Sonnstagslied.

Canción de domingo. Sonnstaglied. Cada vez que me intento separar de tu recuerdo, vuelvo a caer en su ciénaga, y parece como si no hubiera un punto final. Eres en mí, recurrente. ¿Qué hacer? Invocar al tiempo como bálsamo pero, sobretodo, no engañarme con la esperanza del presente y revisar imágenes tuyas sacadas de algún rincón de la memoria.  El día amaneció plácido, y las calles recuerdan que en la ciudad es verano y que muchos habitantes están de vacaciones. Camino despacio entre las avenidas deshabitadas y me pregunto qué estarás haciendo en este instante. ¿Qué luz no tocará tu pelo, qué brizna de aire no acariciará tus mejillas? Que el gran Dios si existe te ilumine en tu camino y te bendiga por siempre, alma grande y generosa.

Rechazo el odio

Rechazo el odio como método. Es como un hombre ebrio rezando sus blasfemias contra todos en el rincón de una taberna. Conocí el odio, de cerca y no me agradó su compañía. Le dije adiós y lo aplacé como un viaje postergado cubriéndolo con amor y toda clase de adornos y remedos. Pero durante un tiempo me persiguió y yo me lo sacudía con falsas muestras de afecto como queriendo expulsarlo sin ser grosero.

B, N, M, P

Como etiquetas, nos etiquetan y resulta que hay dos frenos. Táctica. Marcaje individual. Pero esto está ya está superado y conocemos el mecanismo del blindaje.

Das ist falsch.

Amamos a personas. Das ist falsch. Amamos a nuestra imagen a través del espejo de algunas personas en que nosotros mismos nos reflejamos. El amor no tiene límites. Das ist falsch. Sí que los tiene. Uno se cansa de adorar, de admirar, de proseguir una senda cortada. La ciudad de Belén es sagrada e impenetrable. Das ist falsch. Las murallas contienen relojes y alarmas, infinitos resortes de la desidia, de la cautela y de la apatía pero ningún contrafuerte fue eterno, ninguna pared fue invencible. Nuestra victoria es la retirada del ejército enemigo. Das ist falsch. Nuestra victoria es la resistencia frente al tiempo, levantarnos de las ruinas y no perecer. La amistad es incondicional, no admite fisuras. Das ist falsch. Comprendo la amabilidad, la ternura, el amor por los niños, pero muchos buscan amistades recicladas para limpiar su conciencia anterior.

Los ángeles impuros.

A mi querido amigo Ángel, ángel de la guarda de la Carolina, Jaén. ¿Recuerdas cuando en el autobús de vuelta para Granada me recomendabas no abandonar el curso que estábamos haciendo en aquel septiembre de Madrid de hace más de diez años? Visto con perspectiva fue una gran decisión, un enorme paso adelante hacia la independencia y la libertad necesarias dejando atrás el estanque podrido y macilento que era mi imagen de la Granada fragmentaria que yo habitaba. La gratitud hacia personas concretas no evita la reflexión ni la crítica hacia la estructura de la ciudad dormida. Los ángeles impuros hablan de pureza cuando adolecen de los males endémicos de la ciudad enferma, pero se separan del aroma de la desidia, de la indolencia, de la endogamia, del nepotismo, de la apatía, del infortunio que en sus calles se respira, de las cajas de pasteles envueltas con papel y un lazo (*) que se compran los domingos, de la misa de siete en la parroquia

El teléfono

Descuelgo el teléfono de la cabina del locutorio y al otro lado del hilo de cobre que recorre el océano aparecen, por arte de magia de la ciencia y la tecnología de siglos anteriores, las voces de mis hijos con su tono habitual. Me complace comprobar lo bien que se encuentran pero la nostalgia me invade y, entonces, me siento como una isla desierta, como un mero mecanismo articulado que emite sonidos, voces, y prepara un discurso. Después de los lugares comunes, vuelvo a la cotidiana alegría de saberlos a salvo y a la acostumbrada melancolía por tenerlos tan lejos.

Hubo un tiempo

Hubo un tiempo no tan lejano en que apenas me bastaba un motivo sin importancia para recordarte o para escribir una estrofa. Sin embargo, uno no debe quedarse enquistado en el dolor de un amor que sabe a vino amargo y por el que (¿acaso desconozco?) has realizado invisibles movimientos tácticos para que la cosa se quedase como está y asegurarte alguna ventaja. He de obrar en consecuencia. Si me ignoras, te ignoraré. Porque ya pagué un precio alto por atreverme a quererte. Mas sólo te reprocho el hecho de no haber sido clara conmigo. No puedo culparte de no corresponder. El afecto es un camino de ida y vuelta. Cada uno asume libremente sus opciones y cada trayecto tiene un riesgo no calculado como un arma de doble filo.

A mis hijos

Escritos en servilletas, traigo estos versos. i) Hoy te eché de menos. Te llamé pero no estabas. Pronuncié tu nombre con todas sus letras. Escribí un poema. Mi amor por ti es más grande que el océano que nos separa. ii) La vida pasa y nosotros navegamos como barcos en un mar de esperanza. Que se abran las puertas, que se caigan los muros del palacio de la tristeza. Bienvenidos seais, mis queridos por siempre.

¿Qué somos?

A un gran amor Cuando la luz de la primavera nos pregunta si somos grandes amigos yo no sé qué responder. ¿Qué hemos sido? ¿Qué somos? ¿Qué seremos? Hemos sido fuego, río, valle, enredadera, desierto, asfalto, cumbre, oasis, cabaña, bosque, jardín, sendero, morada, cobijo, colina, mar, océano, noche, luna. Recuerdo un tiempo en el que eras mi pequeña patria, y no hacía falta nada más. Mi madre y tú formabais mi mundo de afectos pero ella nos dejó pronto y nosotros continúamos el viaje. Somos fuego, río, valle, enredadera, desierto, asfalto, cumbre, oasis, cabaña, bosque, jardín, sendero, morada, cobijo, hielo, luna, manta, refugio, constancia, olivar, romero, laurel. Seremos lo que la vida nos proponga, sin darle título ni nombre ni apellido. Este poema no es un intento a la desesperada por recobrar la esencia del amor. Testimonio de lo que cada uno es que está escrito en el deseo y en el discurrir cotidiano.

anatomía de un hombre gris

Como si andase por la Lisboa que, con sus palabras, pintara Pessoa, tras un Ricardo Reis cotidiano o tras la sombra de algún árbol del estío del que se pudieran desprender y sacar algunas quadras. Como si respirara el aroma de la miseria humana, desgranando caridades que dicen mucho de ser solidaridades, desmonto el heptasílabo. El ser humano, imperfecto, miserable, ruín y diáfano, se atrinchera contra el tiempo y mira al mar eterno, al océano insondable, como un amigo de tiempo al que se le escucha con sosiego.

Todos quieren viajar a Nueva York

Todos quieren viajar a Nueva York, beber un Cosmopolitan, hacerse unas fotos delante del Rockefeller Center cuando es invierno, divisar el puente de Brooklyn, o caminar por el Central Park en pleno otoño en un mar de hojas que caen de los árboles y forman un paisaje propio de un cuadro, ir a las antíguas librerías y perderse por sus autores. Casi todos tienen un pariente que vive allí. Han visto imágenes propias de un prospecto de viajes, o en el cuaderno de bitácora de un casi marinero. Recrean los golden years del american dream, los años de la caza de brujas del senador McCarthy, del país de la libertad y de la plutocracia. En Nueva York, y en cualquier ciudad estadounidense, la bondad de las gentes, la honradez y su capacidad de trabajo contrastan severamente con la incompetencia de sus gobernantes. Emperadores romanos trasnochados venidos en su mayor parte, allende los mares, de las grandes metrópolis europeas. Pero todos desean viajar a la tierra d

He llorado

La justicia es igual a las serpientes. Sólo muerden a los que están descalzos. Monseñor Óscar Romero. He llorado en las alacenas acordadas sobre la sombra de un amor antíguo bajo la atenta mirada de un ángel implacable que reduce mi palabra a cenizas. He superado el viento en contra de un amanecer sin expectativas, la prematura caída de las hojas en árboles casi otoñales, huyendo del papel de víctima, que no poseo. No he colaborado a afilar el hacha del verdugo, para después postrar mi cabeza sobre el tronco riguroso. He entendido el llanto de los niños, la ausencia del calor maternal, la lluvia ajena que rodea el juicio del descalzo sin respaldo.

Toda historia tiene su punto final

Toda historia tiene su punto final. Amar a los muros del palacio del amor no correspondido es insano. Escribir de forma diaria a la amada que nos ignora de forma sistemática es una clara pérdida de tiempo y un ejercicio de derrochada energía. Por eso, debemos reducir hasta la última expresión cualquier señal de la persona adorada, cualquier indicio que nos lleve a pensar en el ingrato recuerdo o en la flor de la otrora fabricada alegría cuyos pétalos fueron formados por sus breves e intensas sonrisas, y cuyos pistilos rezumaban un agridulce veneno. Toda historia tiene su punto final, y es mejor retirarse a un lado, cuando el camino está cortado, cuando ya no hay más piezas con las que jugar una partida de ajedrez que no es infinita. Toda historia tiene su punto final, como todo tiene su punto de inicio. Toda historia tiene su punto final, y como si fuéramos un minúsculo punto de la superficie de un círculo, que se moviese de contínuo, regresamos al pu

Hoy

Hoy creí verte en un rincón de la tarde, en una calle acostumbrada, a tu presencia. Te seguí de lejos por el solo impulso de contemplarte, pero no eras tú. Será que la emoción de encontrarte es parecida a la sorpresa que encierra un cuaderno nuevo para un escolar el primer día de clase, a un lápiz intacto al que no se le han sacado todavía virutas de madera.

Cuando empeoran los tiempos

Cuando empeoran los tiempos, los pueblos se encierran en sí mismos. Es entonces la época de los centinelas, faros que vigilan los barcos durante la noche oscura. El siglo que comienza repite el guión del anterior y los maximalismos se van cocinando a fuego lento en los fogones de la patria venida a menos. Ya ha comenzado la cuenta atrás hacia al atardecer donde los mundos choquen y, antes de que el abismo nos encuentre, viviremos osados, combatiendo cada día, a cada paso, guarecidos, protegiéndonos, protegiendo, el último reducto de la alegría, las almas en construcción, el llanto secular de los descalzos.

Heredarás estas calles

Como testamento en vida, toma estas calles, te pertenecen. Son tuyas, con su geometría irregular de curvas alabeadas, con la lógica ilógica de su trazado, con la pantalla incorporada del rojo tecnicolor, con las lámparas incandescentes de las farolas de la noche que nos proponen el discurso del mercurio o del sodio. Herederás estas calles, sus memorias antíguas de ríos y tranvías, sus mercados repletos de gente, sus cafés donde se practica el arte de la conversación o simplemente se observa cómo el tiempo pasa en la ciudad. Serán tuyas estas calles, estas murallas ziríes, estos castillos, estos cármenes y cuando creas que no pertenecen, viaja hacia el sur donde Granada te mostrará que no es cierto.

Tras la puerta

Tras la puerta que da paso al umbral del edificio donde vives hay un reproche cada vez que se cierra tras de mí y me dice buenos días qué haces aquí. Tras la puerta que separa el umbral del edificio donde vives y que construye una frontera entre tu mundo y la calle, hay un adiós lento y triste que me lleva a la realidad del asfalto, al paisaje de ladrillos rojos y jardines con alambrada. Entonces la ciudad me recibe con su austera respuesta, que consiste en el silencio y las calles no me dan la bienvenida, y las plazas son testimonio de los juegos de otros niños felices y ajenos. Tras la puerta yo respeto tu espacio en el que tiene lugar tu vida.

Crónicas de Fútbol

"La mariposa recordará por siempre que fué gusano", Mario Benedetti La arrogante y altiva Francia se presentaba como campeona de Europa con antelación. Enfrente había un equipo sin jugadores de renombre, alguna estrella que adolecía de lo mismo que el anfitrión pero formaban un bloque compacto, con grandes dosis de cautela, prudencia, orden, rigor y pasión. Como piedra que aguanta el embite de las olas, Portugal se desplegaba a la contra, y por los laterales del campo había una corriente eléctrica de alta tensión. No pudo ser y algún mago se quedó sorprendido ante el arranque de un tal Eder que juega en el Lille y abrió el marcador. Saint Denis petrificado, una oda al frío después del orgullo patrio. Como un Maracaná después de que un uruguayo llamado Ghiggia enmudeciera al público congregado. Crónicas de futbol. La humildad debe ser la lección de favoritos a priori que subestiman al rival. 

Inventaré un poema

Inventaré un poema. Porque aunque vives de seguido en mi mente, cualquier excusa es buena para escribir algunas estrofas sobre ti. Empezaré por imaginarte. Te observo en tu tranquila belleza, aprendiendo de cada gesto, de cada esbozo de sonrisa. Tal vez este juego excesivo en el que se convierte el deseo hecho verso haya llegado en algún momento a incomodarte. Nada más lejos de mis intenciones. Como el pintor que realiza un retrato, como el poeta que toma notas de cada cosa dicha u oída, de cada paisaje, de cada escena cotidiana, extraída de la realidad cercana, como el creador ajeno a los estereotipos, a las clasificaciones, a la ordenación milimétrica de los sentidos, así te pienso, como llama que incendia mi alma, como impulso constante, delicada maravilla que traspasa el umbral de lo eterno.

Vivir simple

Vivir simple, sin adornos, sin demasiados automatismos, dejarse llevar por el momento, buscar la paz que aguarda tras el susurro de una fuente, un escalón que nos soporta cuando hacemos un descanso después de una pequeña travesía por la ciudad de agua y arena. Vivir simple, despojándonos de lo accesorio, soltar lastre y elevar el vuelo, abriendo las alas, regulando nuestra trayectoria con la fuerza del viento. Vivir simple, aspirar el aroma de las flores de verano, recordarte en tu esencia, descubrir la tarde que nos propone un itinerario. Vivir simple, y atesorar cada instante como si fuera el último, absorber la lección cotidiana, repasar la estela de los barcos para entender su rumbo.

La hierba crece tras las rejas

¿Por qué la hierba crece tras las rejas de un espacio deshabitado? ¿Por qué los árboles sólo conversan con los pájaros que posan su vuelo sobre las ramas desnudas? Entre tanta naturaleza muerta, reverdecen las baldosas de la calle y el musgo nos orienta hacia al Norte. ¿Qué mérito tiene la jactanciosa risa del dueño de la tierra? ¿Qué miedo le aguarda al que todo lo tiene? ¿Quién vigila al vigilante? ¿Quién persigue al policía? De todas formas, la hierba crece tras las rejas de un espacio gris, deshabitado. 

Axiomas

Te miro y el sol se agranda Pronto cubrirá nuestro día Despierta con todo tu corazón Con todos tus colores Para disipar las desdichas nocturnas (...) Marina, Paul Eluard De los pocos axiomas que concibo, de los que llevo conmigo a diario, están tus ojos, como termómetro de los acontecimientos. En su fiel espejo miro y me miro, descubriendo estados de ánimo, sentimientos no mostrados, un dolor antíguo que dura, el tiempo en que no estás, cerca de mí, presente. De los pocos axiomas que concibo, está la mañana. El primer albor que todo lo arranca como mecanismo, polea constructora, y están los piés del caminante, las manos del obrero, la trayectoria de las almas libres en el metal-ciudad cotidiano. De los pocos axiomas que concibo, está tu sonrisa. Por ella, andaría lo indecible, haría lo posible, lo imposible, invocaría a los colores del atardecer, la sutil manera en que mueves tus cabellos, serena, dichosa, decidida.  

Además

Además, en cada rincón de mi mente en que te apareces, hay una rosa fragante que te aguarda. 

el tono superficial dominante

se aprenden la retahila, las palabras clave, las ideas enlatadas y las sueltan como loros en conversaciones calculadas se estudian el guión y para prevenir el conflicto resuelven acatar, en vez de simplemente conversar, debatir o exponer luego coleccionan lugares comunes, rebaten lo irrebatible, cuando algo no les encaja en su mundo feliz, en su cuadrícula tranquila y adocenada el tono superficial dominante, very polite, very healthy, mon dieu! 

como el mejor de los versos

Un martillo a contratiempo, una excusa no pedida, un regalo no solicitado. No deseo ser nada de ésto. Quisiera sincronizarme contigo como si fuéramos dos relojes discordantes pero no ajenos, dos esferas que se tocan por un instante cuando los péndulos se juntan en armónico juego. Y que lo momentáneo no sea etéreo y que lo accesorio vuelva a ser nuestro. Fragmentos de arte, pequeñas piezas de lo bello, y que la eternidad se componga de instantes como éste: tan dulce, tan brillante, como el mejor de los versos.

el cadente ritmo de los tiempos

Sobre las ocho y media de la mañana tan sólo los bares están abiertos y, en su interior, hay gentes que toman su café antes de comenzar el trabajo. Como acordes de comienzo del día, que salieran de, aparentemente, afinados y tempranos instrumentos, la vida sigue su curso. Lo continúa tras el umbral de una oficina, o de la entrada de un colegio abierto en los días de julio. Madrid avanza en días nublados, en los que se percibe un bochorno, presagio de una tormenta postrera. Hemos aprendido del discurso de la lluvia en los callejones, de su líquido susurro tras los cristales, del mundo superficial que nos rodea, y que se materializa en los bailes donde se concentra el ego de los habitantes de la ciudad de Babel. Hoy más que nunca te recuerdo, desde el asiento de autobús donde diviso la estructura poligonal de los edificios, la tela de araña de las carreteras, la madeja donde se queda atrapado el sentimiento, la suerte de conocerte, el cadente ritmo de lo

Táctica de esta tarde de Miércoles

Táctica y estrategia, Benedetti Mi táctica es mirarte, aprender como sos, quererte como sos Desde el exilio que propone un locutorio telefónico, desde el mirador en que se atisban las murallas de la ciudad sitiada, la táctica de esta tarde de Miércoles es bien simple: Recordarte, aprenderte, quererte, escribirte como si nadie más que tú leyera este poema, dulce música que no desentona con el instante, que libre vuela y, sin presión, se puede escuchar como una incipiente alegría que se eleva como el vuelo de un pájaro en la dulce mañana.

Teorema del amor posible

Si nadie puede demostrar que nuestro amor no es posible, entonces es posible. Este teorema tiene tantos corolarios, como amaneceres, mediodías o atardeceres quisiéramos construir.

Jardín con alambrada

Entre edificios hay un jardín con hierbas descuidadas y una planta con bellas flores silvestres tras una alambrada. Por los ventanales, las cuerdas de ropa colgada. Naturaleza estática tras el metal que traza la frontera entre el asfalto y la parte trasera deshabitada de torreones de ladrillo sin nombre donde viven gentes humildes de corazón esforzado.

Tormenta de verano

La tarde se vistió de oscuro tras los grises edificios que ocultaban las negras nubes. Los remolinos de hojas hicieron su acto de presencia en calles angostas y vino la tormenta. Entonces los gorriones que buscaban trozos de pan en los parques, en la primera tarde, o las palomas que se refugiaban en caserones derruídos cuando aparecían las primeras sombras, seguían teniendo motivos, ambos grupos, para su búsqueda o para su refugio. Lluvia incesante, cargada de presagios, constructora de un orden nuevo, de un presente que se hilvana, a cada paso, de un viandante solitario que se aventura más allá de la línea del horizonte de un mar urbano rumbo a la isla donde habita, pequeño paréntesis donde eres bienvenida.