El club del café

Si una escuela
tiene un hilo conductor,
un ascensor que sube y baja,
una manivela que activa un organillo,
un conserje que pega calambrazos
con su bastón eléctrico
y dice : aquí está prohibido pasar

también y cómo no
tiene grupos de influencia activos
agentes del cambio y de la transformación social
del entorno

Uno de ellos
es el maravilloso club del café de las mañanas
presidido
por la presidenta de la asociación de padres y madres.
Una gran trabajadora y cargada con alguna dosis de bondad
pero negligente
en algunos aspectos
desde el punto de vista
del control absolutista de su gestión
y por ser (aunque ella se desmarque claramente
de ese rol)
de brazo ejecutor de la dirección y de la jefatura de estudios.

En dicho club del café,
se articulan
escritos, rebeliones y
se gesta
una sociedad
de amigos y amigas
no del todo saludable.

¿Se menciona acaso la transformación de la realidad?

En donde Mauri hay fotos de Neruda,
libros de otra época
que invitan a ser un lugar aproximadamente
progresista.

En ese fariseismo
de andar
por casa, de amistades útiles,
como piezas de un ajedrez
encaminado
a engrandecer
el ya de por sí maltrecho ego
de la líder,
todo parece estar dirigido
hacia la eficacia involutiva.

¿Resistirán en sus enroques los reyes tóxicos
y maltrechos?

¿Mantendrán el tipo las reínas que emprenden
el veneno gratuíto de la ofensa?

¿La unidad de este club la justifica el interés como propondría Anna Karenina?

En el club del café se cuece la censura,
con oficiales que ejecutan programas de radio
en vivo y en directo
Son amenos e integradores
con el regusto a ducados y al abc dominical
de sus mayores.
Algunos son revolucionarios y reivindicativos.
Todos y Todas representan un gran paisaje humano
que hacen
de nuestra escuela una gran aldea
muy chic y bastante impersonal.





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