Volver a los diecisiete

Volver a los diecisiete , Violeta Parra

Dicen que toda autobiografía
es de mal gusto,
y no puedo por más que darle la razón
a todos y todas los que piensan
que se trata de un exhibicionismo exagerado
y de una programática demasiado fácil.

Hablar de uno mismo, siempre es sencillo,
porque de uno mismo salen montones de historias
que abastecen
las malheridas letras de un pasado
del que uno se rehace
a marchas forzadas.

Con un alumno de academia
que prepara las Matemáticas
estoy dándome cuenta
de los malos profesores que tuve por esas
edades.

Revisando peldaño por peldaño
la escalera que me llevaba
en la inestable adolescencia
del aprendiz de fugitivo
a la edad adulta.

Me encontré con funciones infumables,
derivadas
aburridas,
integrales de las que no se explicaba
ni para qué servían,
matrices
como cajas de una fábrica
de productos químicos,
gris lluvia sobre la acera
que rezuma olor a asfalto.

Y yo sin amigos en aquella época,
descontextualizado,
y con la moral por los suelos
tras el despido de mi madre
del colegio privado donde trabajaba
y el rápido cambio al instituto.

Una dura toma de conciencia de la realidad
pero instructiva en todo caso.

La curvatura
de la función motivación
no cumplía la hipótesis de crecimiento prevista
y se asentaba sobre las condiciones iniciales
de una infancia inconsistente.

Comprendo a mi estudiante, porque yo también tuve los diecisiete.



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