La canción de las Mujeres solas

Mujeres
que, por circunstancias vitales,
se encuentran solas.
Escritores (hombres) que cuentan historias
sobre ellas como si conocieran cada rincón
de su alma y lo describen
como si fuese el mapa de una ciudad,
sin la delicadeza
de atender
al sentimiento, a los sentimientos
que albergan sus días.

Cuando en la habitación,
la luz irisada del atardecer
envuelve a Teresa,
y tras las cortinas
ella se asoma, discretamente,
a observar el devenir de las horas
tras su soledad elegida,
que no tiene que ver
con la ausencia del amor,
o con la tormenta,
que como paréntesis,
suscita una pasión antígua
desordenada e incompleta,
la calle y el barrio presentan
sus preguntas
y a ella le sobran las respuestas.
Es libre
y al hombre común
eso le da miedo
porque no tiene frenos
ni le hacen falta.
Dice lo que piensa,
y están bien ordenadas sus ideas,
en todos los contextos,
bajo cualquier pretexto,
sintáctica y semánticamente.
La canción de las Mujeres solas,
como Mariana Pineda,
Ana Karenina,
heroínas anónimas en el sentido de Celaya,
al más puro estilo de Marcela Serrano,
Gioconda Belli u otras grandes escritoras.

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