Querida ausente (ii)



Querida ausente :


En tu recuerdo,
deposito la tibia esperanza
de que la vida
nos propondrá
instantes
el uno junto al otro.


La vida avanza
con su ritmo implacable.
En su maquinaria pesada
que puede calcularse
en toneladas,
como las propias de los vagones
de un ferrocarril
antíguo,
nos trae la historia
del pasado
en cada uno de sus compartimentos,
habilitados para los incansables viajeros.


Llegados a la ciudad,
ésta
activa el mecanismo cotidiano
y cuando paseamos por los lugares
que alguna vez compartimos juntos
un aire frío nos encoge el alma.


Es entonces
cuando cualquier indicio
me devuelve algo de ti:
un letrero de una tienda,
el recorte de un diario,
una combinación de números
vista de soslayo,
un nombre en una novela,
la luna llena sobre avenidas acostumbradas
a nuestra presencia.

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