Como recurso recurrente

Como recurso recurrente,
frente a la mar embravecida
de la madrugada,
cuando la ciudad y yo
hemos llegado
al acuerdo tácito
de decirnos buenas noches,
te escribo versos calmados,
versos como barquitos
que navegan entre tu orilla y la mía.

Mas me digo a mí mismo,
que este recurso recurrente,
no ha de ser resultar molesto,
porque si así lo fuera, tendría que cambiar
el mecanismo,
y ... ¡ay, cómo sería
una vida sin poder escribirte
versos calmados, como barquitos,
entre tu orilla y la mía!

En ese camino, me hablas de
diferencias,
de distancias, de lejanías
y yo te hablo
con la cercanía de siempre
y con los sueños intactos.

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