Querida ausente (CLXX)

Querida ausente:

La constancia es un arte
así como una virtud
y yo intento aprender de ella
como un oficio antíguo.

Para alabarte,
para honrarte,
aun sin que tú digas palabra,
pues uno no construye un verso
sólo para conseguir tu favor,
sino para
describir
la pureza
que destila
el sentimiento,
la pasión que ardiente
fabrica el deseo.

Es por ello,
que no renuncio
a ninguna palabra
y apelando a la constancia,
el verbo revive
tras su anterior clausura.

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